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Taehyung llevaba horas dando vueltas sobre su cama sin poder conciliar el sueño. Si su mente ya estaba confusa antes, después de hablar con su madre sobre Jungkook, se sentía todavía más aturdido. Llevaba toda la noche debatiéndose entre perdonar al pelinegro o seguir ignorándole, todo dependiendo de hasta donde llegara su confianza en su mejor amigo y la esperanza en que todo volviera a ser como antes, o pudieran encontrar algo mejor a lo que aferrarse. Lo correcto, según él y su parte más racional, era olvidar al menor y comenzar una vida nueva sin él, darse nuevas oportunidades y crear bonitos momentos en los que el pelinegro no estuviera a su lado, pues siempre que estaba con él, acabaría sufriendo, ya fuese saliendo herido directamente o recordando los preciados momentos junto a Jungkook sabiendo que no es capaz de poder recuperarlos. Pero muy en el fondo sabía que era incapaz de abandonar a Jungkook, que por mucho que tratara de alejarse, seguiría jugándose la vida por él, y sabe también, que no quiere una vida que no pueda compartir con el pelinegro.

Bufó, molesto consigo mismo y con su indecisión. Se levantó de la cama, ya que a esas horas de la madrugada ya le sería imposible dormir, y se apoyó junto a la ventana, con sus dedos repiqueteando sobre la madera de la repisa. Miró las estrellas, que esa noche estaban algo tapadas por las nubes. Se sintió triste al no poder apreciar los puntitos de luz en la oscuridad que tanto le gustaban. Con desánimo, poco a poco desvió su vista hacia abajo, mirando todo a su alrededor con ojos cansados. El cielo no le parecía bonito esa noche, así que optó por fijarse en algo más, algo que le había encantado apreciar desde pequeño. Había una casa justo delante de la suya. Una casa de dos plantas, con las luces ahora apagadas. Con una sonrisa triste bajó la mirada. Jungkook no parecía estar allí adentro, y aunque lo agradecía, ya que el menor no tendría que sufrir estando afuera de ese lugar, se preguntaba dónde estaría. Quizá andaría por las calles de la ciudad sin rumbo, o habría ido al parque que solían visitar juntos, o quizá...

— ¿Jungkookie? — El castaño achicó sus ojos, intentando ver bien entre la oscuridad que cubría la calle. Efectivamente, Jungkook estaba sentado en la acera de enfrente, con una bolsa de deporte a su lado, mirando a todas partes como si estuviera esperando por alguien. El castaño quiso pensar que así sería, pero teniendo consciencia de cómo iban las cosas en casa del pelinegro últimamente, no le pareció que Jungkook estuviera, precisamente, esperando a alguien. Tal vez estaba huyendo de alguien.

Sin pensarlo mucho y teniendo en mente la imagen de Hyungmin golpeándolo, solo salió corriendo de su cuarto, bajando las escaleras de dos en dos hasta llegar a la primera planta. Agarró el abrigo y se lo puso mientras cerraba la puerta principal con un fuerte golpe, pero no le importó, no le importó despertar a sus padres, no le importó el oscuro cielo sin estrellas o la conversación que había tenido anteriormente con su madre. Ni siquiera le importaba haber discutido con Jungkook, porque algo le decía que el menor lo necesitaba más que a nada en ese momento, e incluso si podía llegar a odiarle con todo su ser durante el resto de su vida y eso matara a Taehyung, su corazón seguiría latiendo por él. Siempre latiría por él.

Cruzó la carretera sin mirar, y con suerte ningún auto lo atropelló, lo cual agradeció después. Aminoró su paso conforme se acercaba al menor, pues éste no había reparado en su presencia aún y Taehyung ni siquiera había tenido tiempo de pensar en qué hacer o decir cuando tuvo a Jungkook frente a él.

Se paró a su lado por un momento y después se sentó junto a él con un suspiro. Estaba nervioso, porque a pesar de querer darlo todo por el pelinegro, no sabía en qué condiciones se encontraba él para querer recibir ayuda.

— Hey.— Lo saludó, pero su vista estaba fija en las luces de las farolas que decoraban la calle.

Jungkook levantó su cabeza, que estaba apoyada sobre sus brazos cruzados y miró al castaño, algo sorprendido. Sus ojitos brillaron al encontrarlo a su lado, y Taehyung vio cómo las estrellas por fin brillaban esa noche.— Hey.— Respondió de igual forma, pero no quitó sus ojos del perfecto perfil de Taehyung. Su rostro levemente iluminado por la luz de las farolas le hacían parecer un ángel. Su ángel.

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora