🗝FarAway🗝《Omegaverse-YM》

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Yoongi apretaba sus dedos sobre el volante, tornando sus nudillos completamente blancos.

El alfa iba completamente concentrado en la carretera, sintiendo todo su cuerpo vibrar bajo el miedo, terror, alegría y esperanzas que crecían a medida que avanzaba cada kilómetro.

Jamás había conducido tan rápido y con la adrenalina tan alta.

La bolsita de la farmacia que contenía la respuesta a su futuro estaba justo a su lado, en el asiento de copiloto.

Cuando Jimin había dicho aquel "que sea lo que deba ser" había implantado una semilla de esperanzas en el corazón de su pareja, esperanza que crecía y crecía, dejándole casi vacío.

Jimin no le había acompañado, se encontraba demasiado nervioso como para aguantar el viaje de ida y vuelta, así que se quedó en casa haciendo lo único que lograba calmarle: bailar.

Luego de limpiar el desastre realizado la madrugada anterior en el celo de su alfa, Jimin había puesto música a todo volumen, dejando a su cuerpo llevarse al compás de la melodía tan conocida.

Yoongi estacionó y prácticamente saltó del auto.

El lazo estaba tan tenso como la cuerda de una guitarra; por donde viajaban sentimientos brillantes y tibios.

Esperanza, anhelo, miedo y angustia pero, sobre todo, apoyo. Ambos estaban juntos en esto y como tal lo enfrentarían, ¿no?

Eso era lo que calmaba el espíritu del omega.

Yoongi trotó a través de la casa, deteniéndose únicamente para acariciar a Nala que le maulló desde su camita al lado de la estufa.

Cuando el alfa estuvo bajo la puerta de acceso, tomó aire, botándolo lentamente.

Llamando a Jimin al móvil, interrumpió su baile, sabiendo que el menor conectaría su celular al equipo de música.

Cuando sonaron tres tonos, Yoongi se decidió por subir al estudio de baile. El omega se volvió a observarle: su cuerpo y rostro bañados en sudor, su respiración agitada y la mirada asustada, su collar con la llavecita brillando bajo la luz del día. El alfa abrió los brazos, ofreciendo el consuelo que el menor necesitaba.

—Viniste... —susurró apegándose a su pareja, hundiéndose entre sus brazos.

—Ven, mi cachorro. Vamos a terminar con esta angustia. —Yoongi tomó el sonrojado rostro del menor, trabando las miradas. Jimin asintió con decisión.

Bajaron hasta el primer piso, acordando utilizar el baño de su cuarto.

—¿Seguro que eso sirve? Mamá me dijo que las pruebas de embarazo solo eran efectivas ocho días después de... ya sabes... de haberlo hecho. —Jimin vociferó, ya que estaba en el cuarto de baño dándose una ducha fugaz para quitarse el sudor. Yoongi se sentó en la orilla de la amplia cama, mirando la bolsita entre sus manos.

—Sí, cachorro, sí sirve. En esta prueba debes poner un poquito de sangre además de solo orina. Tu sangre detectará lo que la orina no puede —respondió el alfa por encima del ruido del agua cayendo en la ducha.

Jimin volvió con ropa interior, una camiseta ancha y el cabello húmedo.

—Bueno, eso es un avance... —El omega comentó nervioso. Yoongi continuaba en la misma posición, manteniendo un semblante neutro, intentando no delatarse, no queriendo presionar a Jimin cuando dijera aquello que atenazaba su pecho, aunque el mayor no sabía lo inútil que era eso, pues su pareja podía sentir todos y cada uno de los sentimientos que apresaba su corazón.