Apretó mi trasero y luego me beso. Que depravado. Ni en público le causa vergüenza. Comenzamos a caminar hacia dónde se encontraban las sillas y el iba casi que pegado a mi tapándome. Y Hunter más atrás. Los perros guardianes y ellos. Realmente, a los dos solo les falta echar espuma por la boca.

— ¡GABRIELLE! – La voz chillona enseguida me hizo saber quién era.

Voltee y allí estaban mis tres locos amigos, en sus trajes de baños y felices por verme. Antonella me salto encima haciendo que la cargara y dándome besos por lo feliz que estaba. Mil veces me he preguntado que sería de mi vida sin mi mejor amiga aquí. Sé que sería más que aburrida. Joe me abrazo y me cargo haciéndome dar vueltas y luego Louis hizo lo mismo. No me imagino los celos de mi pobre chico. Cuando lo mire, tenía su ceño fruncido y los brazos cruzados. Me acerqué y le di uno de esos besos, que lo dejan más que loco.

— ¿Vinieron ustedes tres o quien los invito?

— Tú bello novio nos escribió ayer cuando llegaste a Miami invitándonos a esto. ¡Dime si no es romántico! – Hablo Antonella.

— Si que lo es – Me acerqué a el y lo abrace – Gracias amor, si que sabes cómo hacerme feliz.

Erick pidió unas cervezas y algo de comer, tan autoritario como siempre. Me quite el vestido y me acosté en la silla para broncearme, cosa que a Erick no le causó gracia. Enseguida puso mala cara. Pero cuando hice que se acostara conmigo en la silla de extensión, su cara cambio por completo. Enrollo sus piernas con las mías y comenzó a darme besos en el cuello. Nada que se viera sucio pero así Erick estaba claro de que ningún hombre se me acercaría.

— Cuéntamelo todo, Gaby. Tenemos que ponernos al día. ¿Que sucedió en Rusia luego de la fiesta? ¿Por que estabas en Londres? ¡Todo! No omitas ningún detalle.

Se podría decir que mi mejor amiga es una clase de CNN, el noticiero. Nunca quiere perderse nada y jamás se le escapa un chisme. Y no me queda de otra que quererla así. A los tres les dije todo, desde la pelea con mis padre hasta lo de mis hermanos que no conozco. Antonella no podía creerlo porque ella adora a mis padres, dice que son como sus papas. Y la entiendo. Los padres de ella siempre han estado más pendientes de la fortuna, la fama, fiestas y galas. Nunca les ha interesado lo que haga Antonella. Y aunque mis padres son de la misma clase social, siempre estuvieron pendiente de sus hijas. Sin hablar de los morochos.

A eso de las 5 de la tarde el sol ya estaba escondiéndose y quedamos en irnos todos a casa de Erick para seguir hablando y tomando algo. Tengo que ir mañana a mi casa, ni la he visto. Ni tampoco mi camioneta. Seguro la tiene Antonella. Tienes autos costosos y elige mi Jeep. Ella es única sinceramente.

Básicamente, yo parecía la anfitriona en casa de Erick. Como si fuera mi casa. Y era incomodo. Pero el se veía a gusto con eso. Somos novios, no esposos como para que yo parezca dueña del lugar. Pero desde siempre el me ha dejado hacer esto. Le serví a todos el vino y luego me senté junto a ellos en la gran sala de estar. La casa de Erick era excesivamente grande para vivir nada más tres personas. El, Hunter y la Sra Gales. Estaba decorada al modo de hombre, todo en blanco, negro y gris. No había color por ningún lugar. Ni siquiera flores.

Antonella me llamó y nos sentamos un poco alejadas de los hombres. Ellos tenían su conversación de fútbol, basquet y negocios. Si que son extraños. Pero me gustaba ver que Erick es amigo de Louis. Al principio lo odiaba, y ahora son buenos amigos. Mi Erick estaba cambiando, dejando la burbuja en la que estaba antes. Ya no se cohibía tanto.

— Ay nena, jamás pensé que Erick estaría tan enamorado de ti – Me abrazo y me dio un beso en la mejilla – Me encanta verte feliz, lo mereces y lo sabes.

— ¿Y por qué no me lo dice? – Hable bajo para que Erick no logrará escucharme – Es frustrante que todos vean que está enamorado de mi pero que el no me diga nada.

— Tal vez no está preparado aún, nena. Pero mira todo lo que hace por ti, va a Rusia por ti, básicamente ha dejado claro que está casa es tuya. ¿Que más actos de amor quieres?

— Solo quiero que me diga que me ama. Con eso, es más que suficiente Anto.

Erick nos miraba fijamente a ver si lograba descifrar lo que decíamos pero no podía. Al ver que lo capte mirándonos, dejó de hacerlo y se integró en la conversación con Louis y Joe una vez más.

En la madrugada cuando todos se fueron, Erick ni ganas tuvo de bañarse por el sueño que tenía y básicamente me tocó a mi cambiarlo y ponerle su pijama. Este hombre no es fácil. Me acosté a su lado y enseguida el me jalo, pegándome hacia el. Le acaricie el cabello mientras se dormía. Era todo un placer para mí, ver esto cada noche y cada mañana.  

— Te quiero gruñón – Susurre y luego deje un beso en su cabeza.

Ya estaba completamente dormido, se movió un poco y apretó más su agarre hacia mi. Espero lo escuchara... Tal vez así pronto me decía lo que sentía por mi. No lo dice, pero en sus ojos puedo verlo. Es más que una simple atracción lo que siente por mí.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Where stories live. Discover now