— Estoy bien, solo quiero mi juego de mora.

En minutos, ya tenía una jarra de mi amado jugo de mora a mi lado. Vanessa seguía insistiendo en que me quedara acostada pero yo me sentía bien. Quería solucionar este tema.

— ¿Entonces? ¿Ninguno de los dos dirá nada?

— Gabrielle, ya deja el tema. Por favor.

— No lo haré, mamá. Quiero saber porque nos han ocultado ese tema tan delicado. No es cualquier cosa... Estamos hablando de dos hermanos que no sabíamos que teníamos. Y que ahora están lejos de nosotros.

— ¡Eso es asunto de nosotros, Gabrielle Anastasia! – Papá me grito de una manera que me asusto, nunca lo había hecho así – No quiero que te metas en ese tema, no te incumbe.

Vanessa le dejo mi sobrino a Erick y se levantó, mi Dios. Lo que viene no es bueno. Normalmente ella es la calmada, pero está vez como que papá superó el límite.

— Última vez que tú le gritas así a mi hermana, no me interesa que seas nuestro padre. ¡Si no lo hiciste nunca, no lo harás hoy! – Estaba firme ante la mirada sería de mi padre – Y déjame decirte, que ambas estamos bien grandes como para saber en que asuntos meternos y en cuales no. ¡La razón por la que se fue 3 años lejos de nosotros fuiste tú y no te das cuenta de que una vez más, la estás alejando! ¿Es eso lo que quieres? ¿Perder a tu hija?

Papá bajo la mirada ante todo lo que dijo Vanessa. Sentía unas ganas inmensas de llorar e ir a abrazarlo, aunque su mal carácter siguiera sobresaliendo, no por eso lo he dejado de amar.

— Si ustedes no nos dirán nada de nuestros hermanos, está bien, no lo hagan. Nosotras lo descubriremos por nuestra cuenta, pero eso sí, si ustedes tienen la culpa, no nos verán más.

— No nos amenaces así, Vanessa.

— No los estoy amenazando, mamá. Estoy es molesta de que a veces no se dan cuenta del daño que nos hacen. ¿O crees que en esta vida todo se trata de lujos? ¿De quién tenga más dólares? ¿De quién tenga más autos, yates y casas? No me quejo porque siempre he tenido un techo y comida, e incluso me pagaron la carrera de medicina, lo que más amo. Pero eso no justifica que a veces ante la prensa, o en una fiesta lujosa, tengamos que aparentar que somos felices en esta vida de "millonarios" cuando no es así.

— ¿Como puedes decir eso, Vanessa? Nunca he dejado a mi familia a un lado.

Me levante como pude, me sentía muy débil, y camine hasta donde estaba mi hermana. Esta guerra que mis padres querían comenzar, al parecer no terminaría.

— Estoy agradecida porque estuviste en todo momento para mí, papá... Pero no es justo que la fortuna a veces fuera más importante, que no importaba cómo nos sintiéramos era más importante una fiesta con tus socios, o algo parecido. Nunca tuve una fiesta tranquila, con mis amigos, siempre fue un gran evento con gente que ni conocía. No te culpo de que tengas dinero porque trabajas día a día, pero me duele es que a veces eso importara más.

Papá quedo callado ante lo que dije. Sé que lo había dejado sin palabras. No quería seguir aquí. Me sentía tan mal. Subí a mi habitación sin ayuda de nadie, batallando porque cada escalón que subía, peor me sentía. Metí en varias maletas parte de mi ropa y todo lo que tuviera allí, dejaba lo esencial.

Erick entro a mi habitación con cierto miedo, tal vez creía que estaba molesta, y no es así. Solo quería llorar y desahogarme. Esta situación con ellos me estaba matando. Papá no nos entendía y es eso lo que más me dolía. Quería descubrir el porque no podemos saber quienes son nuestros hermanos y porque no pueden vivir con nosotros.

— ¿Que estás haciendo?

— No quiero estar aquí, Erick. Dormiré en un hotel.

— A tu hermana no le gustará eso. Me ha invitado a dormir en su casa.

— Entonces durmamos allá.

Erick tomo mis maletas y las llevó a la camioneta de mi cuñado. Ni papá ni mamá decían algo. Y mucho menos Vanessa. Ninguno tenía ganas de estar aquí. Me molesto que ni les importó que Erick estuviera aquí para ser así de odiosos. Espero esto no afectará en los negocios de mi papá y el. Si no, cargaría siempre con la culpa.

Luego de que mi cuñado acompañará a Erick a buscar lo que faltaba de sus cosas en el hotel donde se estaba quedando, los cuatro hicimos cena y jugamos un rato con mi sobrino hasta que cayó rendido. Entre vinos y comida, hablamos de todo lo que se nos ocurriera. Incluso salió el tema de matrimonio e hijos. Note que Erick se puso tenso más no quise decir nada. Tal vez no le gusta la idea, y tal vez conmigo solo quiere una relación de novio. No lo sé. Odio que sea tan cerrado.

Esa noche, a Erick no le importo que estuviéramos en casa de mi hermana para hacerme el amor una y otra y otra vez. Me repetía seguidamente que no quería irse a Miami, que quería seguir aquí conmigo. Y yo no quería que se fuera... Se que allá está toda su vida... Su familia, su empresa, sus amigos, todo, y no podía quitarle eso. Solo quiero que se quede junto a mi.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz