- Perdóname por como me comporté ayer. No fui para nada un caballero.

- No lo fuiste, estás en lo cierto - Le di un suave beso en la comisura del labio.

- No vuelvas a hacerme eso, por favor. Casi muero de los nervios. Nadie quería decirme dónde estabas, no lograba contactarte, Antonella ni Joe me contestaban el teléfono, tú hermana me dijo que no sabía a dónde habías ido.

- Solo fui de fiesta con mis amigos, Erick. ¿Que es lo malo en todo eso?

- Elliot es capaz de todo, Gabrielle. No puedo darme el lujo de que tú estés sola por allí sin protección alguna. No quiero que ponga ni un dedo sobre ti. Entiéndeme, por favor.

Su rostro realmente demostraba lo preocupado y asustado que estaba. Mi chico, tan guapo como siempre. Me encanta. Quiero comérmelo a besos. Me senté enfrente de el mientras que terminaba de revisar algunas cosas del trabajo y pasaba algunos correos, estaba molesto porque su súper asistente no había hecho nada del trabajo que el había mandado. Solo podía reírme. Me extrañaba en la empresa. Sonó la puerta principal y ambos pensamos en que era la señora Gales o Hunter que salió. Hasta que escuchamos una voz chillona. Erick se levantó, ágilmente. Saliendo de la oficina dejándome a mi allí. Mierda. Yo conozco esa voz. Salí y su ex estaba ahí. ¿Tiene llaves de la casa?

- ¡Erick! ¡Amooooor! - Chillo y se le lanzó encima.

- Suéltame Barbara. ¿Que haces aquí? ¿Y como entraste?

- Aún tengo la llave. ¿No lo recuerdas? - Que sonrisa tan hipócrita - Vine a que habláramos, no terminamos la conversación ayer.

Erick se veía nervioso, y ella se veía tan cínica. Mientras que yo, sentía que todo en mi se había roto. ¿La vio ayer? ¿Cuando decía que me estaba buscando? Erick volteo a verme y enseguida Barbara notó mi presencia.

- ¿Erick, que hace ella aquí? - Pregunto con cierto tono de voz, como de rabia.

- ¿Que haces tú aquí, es la pregunta? - Le respondí.

- Viendo a Erick, mi novio.

- ¿Novio? Nena... ¿Sabes al menos en que año estamos? ¿O es que no has entendido que eso terminó hace bastante tiempo? - Reí.

Erick comenzó a reír pero justamente ahorita, quería darle una bofetada. ¡Ayer la vio! Vio a su ex y no entiendo cómo pudo ocultármelo. ¿Como pudo simplemente decirme cosas bonitas y no decirme eso de una vez? ¿Por qué esperar a que yo me enterara de otra manera?

- Tú eres una más de la lista - Siseo.

- Prefiero ser una más de lista - Me acerqué a ella lentamente - A que ser alguien del pasado por la cual ya no sienten nada, como lo eres tú.

Erick solo nos veía desde cierta distancia. Ya esto era entre ella y yo. ¡Es que la detesto! Tan hipócrita. ¿Como simplemente puede venir y ya? Claro, ayer se vieron. Pero de igual manera. No son nada como para que este viniendo a su casa. ¿Habrá venido en otras ocasiones y yo no sabía nada? No claro que no. Si yo tengo días durmiendo aquí.

- Vete de mi casa, Barbara. Por favor no regreses más, si no tendré que tomar otras medidas - Luego de que dije eso, me vio como si fuera broma.

- ¿Tú casa? La de Erick, querrás decir.

- Mi casa, soy su prometida por lo que es mi casa también.

Los ojos de Erick se abrieron tanto al punto de parecer dos huevos fritos luego de que yo dijera eso. Es que la rabia era tanto que ya ni controlaba lo que decía. ¡Quería que ella se fuera para luego irme yo! No quería tener a Erick cerca por los momentos.

• Atada a las sabanas de mi jefe • FINALIZADA!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora