#44 You, my world

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-La bala que hemos encontrado en el abdomen ha perforado varios huesos y ha originado la fractura de estos. Dijo señalando en un dibujo que se encontraba cerca de la cama de Aaron. -Además, desgraciadamente ha dañado algunos músculos importantes y estamos esperando la reacción de su cuerpo ante los antibióticos que le hemos proporcionado. Lo que implica que ahora mismo se encuentra...
-En coma. Acabé la frase completamente dolida, ¿cómo podía haber dejado que esto llegara tan lejos? Nadie sabía esto, no había manera de pararlo. Respondió la vocecilla de mi cabeza.
-Si, está en coma. Y no sabemos cuanto puede durar, quizás sea cuestión de horas,días, semanas, meses o incluso... De años. Dudó antes de dar su respuesta ya que mi rostro se encontraba demasiado desencajado ahora mismo.
-Te daré unos minutos para que puedas verle. Dijo la doctora abandonando la habitación desinteresadamente, maldita zorra.
Me acerqué a la camilla rápidamente y tragué con fuerza el nudo que se encontraba en mi garganta. Apreté con fuerza mis puños para contener las lágrimas, tanto que llegue a clavarme las uñas en la palma de mi mano. Mordí mi labio inferior al coger su mano con la mía. Me senté en el borde y pasé sus dedos por mis labios, deleitándome con el tacto de sus dedos y los besé. Sabía con certeza que quizás él no podía escuchar todo lo que tenía que decirle pero quería que al menos mis palabras quedaran aquí, en esta fría habitación de hospital...
-Cariño. La acaricie los nudillos con la yema de mis dedos mientras suspiraba cansada. -Siento de verdad todo esto que ha pasado y la forma en la que has arriesgado tu vida por mi...
Recuerdo perfectamente la primera vez que ti en la fiesta de disfraces, aquel medallón dorado casi era de tu mismo tamaño. -reí cuando recordé la escena. -Desgraciadamente los años pasaron y tu escogiste tu camino y yo el mío... No se cuando comencé a enamorarme de ti, quizás siempre lo he estado pero solo bastó el tiempo necesario para darme cuenta de ello. Desde el primer día que desaparecistes sentía un gran vacío dentro de mi. No se, estaba rota, sentía como todo dentro de mi se iba rompiendo cuando no recibía noticias vuestras, hasta que un día todo fue encajando en este puzle y conseguí saber donde estabas. Y justo cuando te recupero... Una maldita bala y un gran hijo de puta se interpone entre nosotros. -Era incapaz de pronunciar ninguna palabra más ya que me estaba ahogando en mis propias lágrimas-. Me levanté desganada de la silla y me acerqué para besar sus labios antes de abandonar la habitación. -Te amo. Susurré contra sus labios mientras apartaba algunos mechones de su frente. Avancé hasta la puerta y limpié de mis ojos los rastros de las lágrimas.
-¿Acabastes? Preguntó la doctora que se encontraba apoyada en la pared con sus matos metidas en los bolsillos de la bata. Asentí sin mirarla a los ojos.
-Verás, tengo que comprobar unas cosas en la habitación de Aaron, ¿sabes volver sola a la recepción?.
Volví a asentir y ahora si, la miré fijamente a los ojos. -trate de que no muera por favor.
Avancé por el pasillo mientras observaba las habitaciones que tenían la puerta abierta, justo cuando iba a abrir la puerta que me llevaba a recepción escuché a lo lejos como alguien gritaba mi nombre. Me giré sobresaltada y vi a la doctora corriendo hacia mi.
-Ha... despertado... Dijo. -pregunta por ti, está como loco por saber dónde estás. Soltó entrecortadamente mientras su pecho subía y bajaba. Ambas salimos corriendo por el pasillo de nuevo esquivando a todo aquel que se interpusiera en nuestro camino. La puerta de la habitación estaba abierta de par en par mientras que un montón de enfermeros entraban y salían de ella. Escuché como pequeños gemidos salían de la habitación y apartando a todo el mundo de mi camino conseguí llegar a la camilla. Pude observar a un Aaron demacrado y desorientado, pero cuando nuestras miradas se cruzaron pude observar una preciosa sonrisa cansada. Mis ojos nuevamente se llenaron de lágrimas, ¿¡nunca iban a parar?!
-¿cómo te encuentras? Le preguntó la doctora a mi lado.
-Bueno, quitando todas las agujas que tengo por mi cuerpo y sin contar que me habéis quitado dos balas de este, bien creo que bien. Sonrió sarcásticamente. Ahí está, mi Aaron de siempre. Rodé los ojos divertida mientras le daba un leve empujón en su brazo.
La doctora me miró a mi y luego a él.
-Bueno, ya veo porque sois pareja. Respondió entre molesta y divertida. La ofrecí una sonrisa en modo de disculpa y tras chequear a Aaron salió de la habitación para dejarnos algo de privacidad y poder descansar.
No veía el momento de poder besar sus labios de nuevo, de volver a sentir su piel contra la mía.
-Ven aquí. Dijo Aaron señalando el lado izquierdo de su cama. Rápidamente me abalancé sobre él y comencé a temblar entre sus brazos. Tenía miedo de que en cualquier momento se pudiera ir de mi lado, no quería volver a perderlo. -No permitiré que esto vuelva a pasar Leila, te lo prometo. No volveré a poner tu vida en peligro. Dijo apartando los mechones de cabello que habían caído sobre mi cara. Me incorporé y junté su frente contra la mía, le acaricié las mejillas con delicadeza notando la barba que había salido en estas. A pesar de la situación en la que nos encontrábamos Aaron seguía igual de jodidamente atractivo que siempre. Junté nuestras frentes y cerré los ojos un momento deleitándome con su maravillosa fragancia. -Te amo-. Susurré sobre sus labios. -También te Leila. Unimos nuestros labios mientras me deleitaba con el tacto de estos. Su lengua buscó la mía y ambas se unieron en una danza perfectamente sincronizadas. Y así con besos lentos y suaves ambos conseguimos que el cansancio se apoderase de nosotros. Me acurruqué más hacia Aaron notando como la tranquilidad y la paz se iban apoderando de mi cuerpo, así que solamente deje que él siguiera acariciando mi cabello mientras yo me dejaba caer en los brazos de Morfeo.

N/a
Siento muchísimo el tiempo que he estado sin escribir, pero no he tenido mi mejor momento de inspiración😢🙏.
Pero bueno aquí os dejo el penúltimo capítulo de esta novela💞

Veinte besos y una estrofaWhere stories live. Discover now