#40 I know your fears

137 9 5
                                    

¿Estoy muerta? No, no puedo estar muerta. Me duele todo el cuerpo, y si se supone que estás muerta no debes sentir nada, absolutamente nada. Intenté abrir mis párpados pero algo me lo impedía. Intenté mover mis brazos pero no recibía ninguna respuesta e intenté lo mismo con mis piernas pero fallaron igual. ¿Qué me pasa? La angustia llegó rápido a mi pecho y mi respiración de un momento a otro se volvió completamente irregular. ¿Estoy drogada? Fue la primera pregunta que se me vino a la cabeza después de intentar ordenar todos mis pensamientos. Con mucha dificultad y con bastante tiempo en ello conseguí abrir mis párpados pesadamente. No veía absolutamente nada a partir de mis manos, que se encontraban amordazadas y no quiero imaginar en el horrible estado en el que se encontraban ya que dolían y ardían como los mil demonios. Rápidamente lleve como pude las manos hacia mi sexo temiendo que hubiesen podido violarme, todavía conservaba mi ropa. Suspiré aliviada pues era en la única zona de mi cuerpo donde no sentía ningún dolor ni ardor. ¿dónde estoy? No paraba de repetirme la misma pregunta y seguía sin tener respuesta ante ella. La verdad es que no recuerdo muy bien lo que pasó. Recuerdo que...

Flasback

Agaché mi cuerpo por inercia hacia abajo para que el asqueroso líquido bajase por mi garganta y pusiese mi ropa perdida, ¡Genial! Pensé irónica. Antes de que me diera tiempo a nada unas grandes manos agarraron mi cintura con fuerza para levantarme con fuerza del suelo. Intenté gritar pero mi voz se quedo atascada en mi garganta. Estaba aterroriza y paralizada y antes de que pudiera hacer nada un trapo húmedo fue puesto en mi nariz haciendo que perdiera toda la fuerza. Dejé caer mis brazos muertos a ambos lados y sentí como todo daba la vueltas y como mis párpados de apoco fuesen cerrando.
-Tranquila preciosa, ya estás a salvo. Ya estás con los Ángeles caídos... Susurró en mi cuello haciendo que su aliento erizara los bellos de mi nuca.
-Aaron. Fue lo único que logré articular antes de sumirme a un profundo y oscuro sueño...

Todos las imágenes llegaron rápidamente a mi mente haciendo que una fuerte punzada de dolor llegara a esta. ¡Genial, una jaqueca, lo que me faltaba! Pensé irónica. ¡¿Ángeles Caídos?! ¿¡Qué narices querrá decir eso?! ¿¡Una jodida septa?! Si mal no recuerdo las últimas personas que vi antes de que me drogaran fue a ella pequeña niña de ojos azules y al señor Nick y a Liam haciéndola unas preguntas, ¡¡¡madre mía el señor Nick!!! ¡¡¡Le va a dar un ataque cuando sepa que he desaparecido!!!
Pasados unos minutos empecé a escuchar todos los sonidos con más claridad de lo habitual, tanto que sentía unas fuertes pisadas acercándose hacia aquí. Empecé a entrar en pánico, como mi garganta se secaba por lo que tuve que tragar el gran nudo que se había formado en mi garganta. Dolía, tenía tantas pero tantas ganas de llorar y de salir corriendo de aquí, pero no podía hacer absolutamente nada. Estaba completamente paralizada. La gran puerta de metal se abrió de golpe haciendo que toda la luz entrara de golpe en la oscura habitación por lo que tuve que parpadear varias veces para acostumbrarme a ella. Varios tipos entraron en la habitación tapando sus rostros con mascaras en las que salían dibujadas los dientes de una calavera y a ambos lados dos alas blancas de un ángel.
-Veo que estás despierta preciosa. Dijo el que parecía el cabecilla del grupo. Era hombre mayor de unos 50 años de edad pero que estaba en forma. Era alto y tenía una espalda muy ancha a la vez que estaba muy tonificado. Su pelo era negro azabache y muy voluminoso.
-No me digas preciosas. Saqué la valentía de donde pude para enfrentarlo y este se agachó a mi altura. Tomó mi rostro entre sus manos y comencé a temblar de miedo.
-Vaya, veo que mi hijo sabe elegir bien a las mujeres. Dijo este con un tono lujurioso en su voz. Un momento ¡¿¡¿Su hijo!?!?
-¡¿Tú eres...!? Aparté mi rostro de sus manos con brusquedad enfrentándolo.
-En efecto querida, soy el padre de tu estúpido noviecito. Respondió este quitando la máscara que cubría su rostro. ¡Dios mío! Es idéntico a Aaron, el mismo cuerpo, el mismo pelo, la misma cara, los mismos ojos, todo era igual físicamente. Pero el no tenía la mirada sincera que Aaron tiene, ni sus preciosos dientes blancos, que aun no me explico como los puede tener tan blancos ya que fuma en esceso y por último esa horrible cicatriz que atraviesa su rostro.
-¡Eres un hijo de puta! ¿¡qué quieres de nosotros?! Intenté abanlazarme sobre él.
-Lo que tienes de linda también lo tienes de valiente, eso me gusta. Respondió mostrando sus dientes amarillos. -verás cariño, es sencillo. Todo lo que hago es por dinero y Aaron ha recibido una herencia de una cantidad incalculable de dinero, así que si eres lista sabrás a lo que voy. Respondió de una manera tranquila paseando de lado a lado en la habitación, atento bajo la mirada de todos.
-¿¡Acosta de matar a tu propio hijo!? ¡Eres un maldito bastardo hijo de puta! Le grité notando como la sangre subía hacia mi cabeza. Y entonces un gran puño impacto contra mi cara haciendo que esta girara bruscamente. Caí al suelo del impacto y noté como las lágrimas se acumulaban en mis ojos. No voy a llorar, no ahora. Arañé el suelo con mis uñas mientras me intentaba poner otra vez de pie.
-¡¡Nunca vuelvas a enfrentarme estúpida niñata!! Espetó furioso mientras golpeaba la pared. Ya se donde había sacado toda esa gira Aaron. Volvió a acercarse hacia mi.
-Pensaba dejarte vivir un par de horas más, pero he cambiado de idea. Pero antes que nada creo que voy a disfrutar de ti preciosa. Dijo cínico apartando el cabello de mi cuello. Me di la libertad de soltar la única lágrima que había acumulado. Estaba seca y cansada de tanto llorar. Cerré los ojos con fuerza rezando para que todo esto pasara rápido y acabara conmigo cuanto antes, pero algo hizo que nos sorprendieramos fuertemente. La puerta voló en mil pedazos.
-¡No la pongas ni un solo jodido dedo encima, esto es entre tú y yo papá! Dijo él apuntándolo con una pistola. La persona a la que llevo sin ver cuatro meses, a la persona que siempre me salva de todo. A la persona que más amo. Está guapísimo, su pelo un poco más largo y tiene una pequeña barba que se hace presente en su rostro. Sus preciosos ojos verdes chocaron con los míos que se llenaron de lágrimas de alegría y terror.
-¡Genial, ya estamos todos! Respondió este divertido apartándose de mi cuerpo, cosa que agradecí infinitamente. -Que así sea hijo. Sacó una pistola de su chaqueta de traje. Di un grito ahogado mientras las lágrimas caían en cascada por mis mejillas. Aaron...

Continuará...
N/a
Siento la tardanza😫🙏. Gracias por leer😍💟, os amo💚💙💛💜

Veinte besos y una estrofaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora