Capítulo 20| Editado.

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[Alexander]

Nervios, eso es lo que siento ahora.

—N-no es lo que crees —digo muy nervioso, me costaba hablar.

—Y según tú, ¿qué es lo que, creo? Porque puedo sacar muchas conclusiones —preguntó con una ceja levantada.

—B-bueno probablemente creas que me estuve con ella ¡¡pero no es así!! —grité mientras me levantaba.

—Bueno eso se lo explicaras a Gia —se cruzó de brazos mientras se daba la vuelta.

—¡Espera, Matthew! —grito.

—¿Qué? —se dio la vuelta.

—Ella y yo no hicimos nada lo juro por la garrita —me miró como si me hubiese vuelto más loco de lo que estoy.

—Estás demente.

—Al punto —moví los brazos para todos lados—. Ella se apareció de repente mientras estaba dormido y como buen caballero que soy —puso cara de burlón—, le di mi camiseta.

—¿Y por qué me dices todo esto? —preguntó confundido.

—Porque no quiero que Gia, se entere.

—De igual modo olerá su olor en ti.

—Maldito —me le tire encima. Comenzamos a golpearnos—. Suéltame.

—Mi pelo estúpido —me dio una cachetada. Como pude le saque la remera y comencé a arañarlo.

—¿Qué están haciendo? —dijo alguien atrás mío provocando que dejáramos de pelear.

Era Gia. Trague saliva.

Que la tierra me trague.

—Nada —nos levantamos, levantó una ceja mirándonos confundida.

—No es nada. Miren como están, llenos de lodo y ni hablar de los arañazos que tienen en el cuerpo —nos apuntó mientras nos miraba seria.

—B-bueno... —me cortó Matt.

—Él —me apuntó—, te tiene que decir algo.

—¿Así? —preguntamos.

—Sí —se fue dejándome, solo con ella.

—Hola —saludé, ella seguía mirándome extraño. Sentí como me ardía la cara, otra vez sonrojado.

—¿Qué sucede?

—Te lo diré pero no quiero que hagas nada malo ¿vale?

Me miró extrañada :—Vale.

—Bueno, esta mañana cuando desperté me encontré con Elena —su cuerpo se tensó, seguí contándole todo lo que ocurrió—.... Y por eso me encontraste con Matthew así.

—¿Eso es todo? —asentí—. La mato.

—¡¡No, Gia!! —la seguí y la agarré de la cintura colocándola en mi hombro.

—Suéltame —me pegó varias veces.

—¿Celosa? —la bajé.

—Claro que no —contestó.

—Claro que sí.

—Es que no entiendes —me apegó contra un árbol, aveces pienso que el hombro en esta relación es ella—. Nadie puede estar contigo que no sea yo  —me apretó el cuello, ¡¡sus ojos estaban más oscuros de lo normal!!

—G-Gia me estás lastimando —hablé con dificultad.

—Lo siento —me soltó—. Se supone que no debo acerté daño y mira, estás sangrando.

—N-no pasa nada.

—Claro que sí. Ven, vamos que te curo —me toma de la mano.

Nos guió hasta el lago y nos sentamos en la orilla.

—Listo. En verdad, Alex, lo siento —se rascó la nuca—, no medí mí fuerza.

La agarré de la cintura y la coloque en mi regazo.

—Ya te dije que no lo sientas.

Y la besé.

Su Luno © TERMINADA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora