• Shadow• Jimsu

| C I N C U E N T A Y O C H O |

—No importa a quién se parezca. Es nuestra. Eso es lo único importante.

Yoongi asintió, su mirada suavizándose.

—Sí… lo más importante.

En ese momento, Eunji volvió a reír, estirando su manita hacia el rostro de Yoongi. Él tomó su diminuta mano y la besó con ternura, sintiendo su corazón hincharse de amor.

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Cuando la tarde calló,  Yoongi sostenía a Eunji en brazos, meciéndola con ternura mientras la pequeña bebía su leche con calma. Su diminuta manita se apoyaba en el pecho de su padre, y de vez en cuando, emitía pequeños sonidos satisfechos.

Jimin estaba a su lado, observándolos con una sonrisa suave. Momentos como aquel hacían que todo lo demás pareciera insignificante.

Sin embargo, la paz se rompió con unos golpes en la puerta.

—Adelante —dijo Jimin con voz serena, sin apartar la vista de su familia.

La puerta se abrió lentamente, y Taehyung asomó la cabeza con una leve sonrisa antes de entrar.

—Lamento interrumpir —dijo con su tono habitual, aunque había algo en su mirada que indicaba que no venía con buenas noticias—. Hay algo que deben saber.

Jimin suspiró y se incorporó en su asiento, dejando de lado los papeles que tenía en una pequeña mesa.

—Habla.

Taehyung hizo una señal, y un guardia entró tras él, inclinándose respetuosamente.

—Majestad —saludó el soldado, con voz firme—. Encontramos un cuerpo en el bosque, cerca del río. Es el hombre… —titubeó un instante—. El que le entregó aquel collar maldito a la princesa.

La mención del collar hizo que el ambiente se tensara de inmediato. Yoongi dejó de acariciar la espalda de Eunji y alzó la vista, atento a la conversación. Jimin, en cambio, entrecerró los ojos.

—No quiero oír su nombre —dijo en tono cortante.

El guardia asintió, comprendiendo.

—Lo encontramos esta mañana. Fue… despojado de su energía vital.

—Soohyun examinó la escena —intervino Taehyung, cruzándose de brazos—. Dice que los brujos de aura negra absorbieron su esencia. Lo drenaron hasta la última gota.

Hubo un momento de silencio. Yoongi miró a Jimin, pero su rey solo mantuvo la mirada fija en el guardia. No hubo sorpresa en su rostro, ni pena. Solo una aceptación fría.

Jimin bajó la vista por un instante, como si estuviera considerando algo, pero cuando volvió a hablar, su tono fue firme.

—Encárguense de sus restos.

El guardia asintió y salió de la habitación de inmediato.

Taehyung, que esperaba alguna otra reacción de su rey, se quedó en silencio unos segundos. Finalmente, asintió también y se retiró.

La puerta se cerró con un leve sonido, dejando nuevamente la habitación en calma.

Yoongi aún miraba a Jimin, sin decir nada al principio. Finalmente, dejó el biberón a un lado y limpió con suavidad la boquita de Eunji antes de hablar.

—¿No te duele?

Jimin se giró hacia él, levantando una ceja.

—¿Por qué debería?

Yoongi no respondió de inmediato, simplemente sostuvo la mirada de su prometido.

—Fue tu amigo.

Jimin soltó un suspiro.

—Lo fue, por muchos años.

—¿Y no sientes nada?

Jimin guardó silencio unos segundos antes de levantarse de su asiento. Caminó hasta la ventana y miró hacia el exterior, donde el sol comenzaba a ocultarse en el horizonte.

—Lamento lo que pasó —admitió, su voz apenas más baja—. Pero no por él.

Se giró para ver a Yoongi, su expresión endurecida.

—Puso en peligro a Eunji… y a ti. No puedo perdonar eso.

Yoongi lo observó, entendiendo.

—Supongo que solo recibió su propio karma —murmuró.

Jimin asintió lentamente.

—Así es.

Regresó a su lado, inclinándose para besar su frente con suavidad.

—No quiero hablar más de él —susurró, acariciando su mejilla—. No es importante. No cuando tengo todo lo que necesito aquí mismo.

Yoongi cerró los ojos un instante, disfrutando el roce cálido de su mano. Luego, lo miró con una pequeña sonrisa.

—Tienes razón. No vale la pena.

Jimin le devolvió la sonrisa y, sin decir más, se acomodó nuevamente a su lado. Eunji, ajena a todo lo que había ocurrido, comenzó a balbucear y reír suavemente en los brazos de su padre.

Y con eso, el tema quedó en el pasado. Lo único que importaba era el presente, y en él, su familia estaba a salvo.

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Ya va a terminar está historia ~