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El aire en las mazmorras era denso, casi insoportable. A pesar de que la tortura no continuó ese día, el daño ya estaba hecho.

Min Yoongi agonizaba.

Colgado de las cadenas, su cuerpo apenas se movía. Su piel estaba helada, su respiración débil, su pecho subía y bajaba con dificultad.

El sonido del goteo de agua en algún rincón de la celda era lo único que rompía el silencio.

Park Jimin estaba ahí, sentado en su usual silla de madera, pero esta vez no había vino en su mano, ni frialdad en su rostro.

Solo una sombra de algo que se negaba a admitir.

Yoongi no hablaba. No se movía. Casi parecía un cadáver.

Jimin no sabía por qué estaba allí. Por qué no había dado la orden de acabar con él de una vez.

Pero entonces, un murmullo débil lo sacó de sus pensamientos.

Jimin frunció el ceño.

—¿Qué?

El sonido era tan bajo que apenas se escuchaba, pero Yoongi estaba hablando.

Su voz era ronca, quebrada, como si cada palabra fuera un esfuerzo titánico.

Jimin se levantó de su asiento y caminó lentamente hasta quedar frente a él.

—¿Qué estás diciendo?

Yoongi no abrió los ojos. Parecía estar delirando.

—Mami…

Jimin se congeló.

Era la primera vez que lo escuchaba decir esa palabra.

Yoongi respiró con dificultad, su cabeza colgando hacia un lado. No estaba hablando con él.

—Lo siento… mami

Jimin sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

—¿Con quién hablas?

Yoongi no respondió.

Solo siguió murmurando.

—No… no me dejes… por favor

Su voz tembló, apenas un aliento.

Jimin sintió que algo se retorcía dentro de él.

¿Quién demonios estaba viendo Yoongi en su mente?

¿Era su madre?

¿O acaso… era él?

Yoongi jadeó levemente, su rostro tenso por el dolor.

—No… no es c-culpa tuya…

Jimin sintió su mandíbula tensarse.

—¿De qué hablas?

Yoongi apenas se movió, su cabeza inclinándose levemente como si estuviera viendo a alguien frente a él. Alguien que Jimin no podía ver.

—Shh… está bien… N-no llores…

Jimin sintió que el aire se le atoraba en la garganta.

Porque en ese instante, Yoongi sonrió.

Una sonrisa diminuta. Dolorosa. Pero real.

Como si estuviera consolando a alguien.

Jimin se inclinó un poco más, su rostro a centímetros del de Yoongi.

• Shadow• JimsuWhere stories live. Discover now