• Shadow• Jimsu

| C I N C U E N T A |

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El aire estaba tenso en el castillo cuando todos aparecieron en la sala. Los guardias, listos para reaccionar ante cualquier amenaza, se calmaron al reconocer la figura familiar de Taehyung al frente. El general siempre fue un símbolo de confianza para ellos, y su presencia bastó para mantener la calma en el lugar.

Yoongi subió las escaleras con paso firme, pero su corazón estaba lleno de incertidumbre. Jungkook, que sostenía a Minho en sus brazos, caminaba a su lado, y Yugyeom lo seguía de cerca, preocupado pero decidido. Taehyung, siempre el protector, estaba atrás, atento a cualquier movimiento.

Al llegar a la habitación de Jimin, Yoongi vio a Namjoon limpiando el rostro de su amor. El color había desaparecido de sus labios, y su rostro estaba más pálido que nunca. El dolor recorrió el pecho de Yoongi mientras observaba a Jimin en ese estado, tan vulnerable.

Yoongi se acercó a su amor, con la sensación de que cada paso hacia él lo llenaba de más miedo.

—Por favor, ayúdalo. — dijo mirando a Jungkook con desesperación.

Jungkook lo miró, evaluando la situación. Luego desvió la mirada hacia Yugyeom antes de responder, con calma.

—Primero, ayúdame con mi bebé.

Yoongi asintió, sabiendo que salvar a Minho era otra prioridad

Justo en ese momento, Seokjin entró a la habitación con Eunji en brazos. Miró a Yoongi y luego a los demás en la sala, pero su rostro se iluminó al ver a Yoongi finalmente regresando.

—Acaba de quedarse dormida, ya ha comido. — dijo acercándose con la bebé.

Yoongi sonrió, aunque era una sonrisa rota. Tomó a su hija en brazos con suavidad y la abrazó con todo su amor. Besó su pequeña cabeza, su nariz, sus manos diminutas, sintiendo que aunque el mundo se derrumbaba a su alrededor, ella era lo único que podía sostenerlo.

Luego, mirando a Yugyeom, Yoongi asintió.

—Colócalo en la cuna junto a ella —dijo Yoongi luego de acomodar a Eunji pero aún con el peso de la responsabilidad sobre sus hombros.

Yugyeom, sin dudar, acomodó a Minho a un lado de Eunji, y justo como Jungkook lo había anticipado, la luz comenzó a rodear a los dos bebés. Una luz pura, brillante, que iluminaba toda la habitación y rodeaba a los pequeños. Los ojos de Yoongi se llenaron de lágrimas al ver cómo la luz bañaba a su hija y a Minho, como si ambos estuvieran conectados en algo más profundo de lo que se podía describir.

Yugyeom, con los ojos empañados, vio cómo el color comenzó a regresar al rostro de Minho. La pequeña criatura que había estado atrapada en el sufrimiento ahora despertaba, y su llanto llenó la habitación con una calidez que hacía tiempo no se escuchaba en el castillo. Jungkook, con el corazón desbordado de emoción, abrazó a su esposo, mientras los dos veían cómo su bebé volvía a la vida.

—Hace meses que no escuchábamos su llanto —dijo Yugyeom entre sollozos, tomando a su bebé en sus brazos. Jungkook lo abrazó, agradeciendo a Yoongi sin palabras.

Yoongi, al ver la vida regresar a Minho, sintió una chispa de esperanza, aunque su propio corazón seguía roto por la situación con Jimin. Sin embargo, había algo más que aún debía hacer.

—Por favor, salva a mi rey —dijo Yoongi con una voz firme, pero llena de desesperación.

Jungkook miró a Yoongi, con una expresión seria, y besó a su bebé con todo su amor. Luego se acercó a su esposo y, con un gesto, le indicó que salieran todos de la habitación.

—Llévense a la princesa con ustedes —les pidió, su voz llena de determinación. Cuando todos se movieron, solo quedó Yoongi en la habitación, mirando a Jimin con los ojos llenos de dolor y esperanza.

La puerta se cerró suavemente, dejando a Yoongi solo con su amor, sin saber cuánto tiempo le quedaba para salvarlo. Pero si había algo en lo que Yoongi podía confiar, era en que el amor que compartían Jimin y él nunca desaparecería, aunque el tiempo se estuviera acabando.

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Jungkook miró fijamente a Yoongi antes de hablar con una seriedad que no dejaba lugar a dudas.

—Como ambos están unidos —dijo, señalando a Jimin en la cama—, debes tomar su mano.

Yoongi no dudó ni un segundo. Extendió su mano temblorosa y entrelazó sus dedos con los de Jimin, sintiendo la frialdad de su piel. Un escalofrío recorrió su cuerpo, pero no soltó su agarre.

Jungkook observó la escena por un momento antes de continuar.

—El hechizo que lanzaron sobre él tenía la intención de matarlo —explicó con calma—. Pero el lazo que tienes con él, el vínculo con tu magia, impidió que surtiera su efecto completo. Jimin está atrapado en un limbo de oscuridad.

Yoongi apretó con más fuerza la mano de su rey, su mirada llena de determinación. Besó sus nudillos con ternura antes de alzar la vista y preguntar:

—¿Qué debo hacer ahora?

Jungkook respiró profundo.

—Voy a enviarte a la oscuridad, Yoongi —advirtió—. Debes encontrar a Jimin y traerlo de vuelta.

Yoongi asintió sin dudar.

—Debes recordar algo muy importante —continuó Jungkook—. No tengas miedo. La gente que vas a ver son solo sombras del pasado, almas atrapadas en el limbo, pero ya no existen. No pueden hacerte daño.

Yoongi tragó saliva, su cuerpo tenso ante lo desconocido.

—No importa qué pase, no olvides quién eres —agregó Jungkook, su tono firme—. Y sobre todo, nunca pierdas de vista que debes volver.

Yoongi cerró los ojos por un momento, respiró hondo y luego asintió.

Jungkook no esperó más. Levantó sus manos y comenzó a murmurar en un idioma antiguo, su magia envolviendo el aire de la habitación. La energía se hizo pesada, el ambiente pareció vibrar, y entonces, de un segundo a otro, todo se volvió oscuridad.

El mundo desapareció.

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