| V E I N T I C I N C O |

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Era el amanecer, y la luz suave del día comenzaba a filtrarse por las cortinas de la habitación real.

Las sombras de la noche se desvanecían lentamente, dando paso a un nuevo día.

Yoongi estaba profundamente dormido, su respiración tranquila y regular, disfrutando de la paz que traía el sueño.

Pero entonces, un cosquilleo cálido comenzó a recorrer su vientre, interrumpiendo lentamente su descanso.

Un beso suave, y luego otro.

Los labios de Jimin se posaron con delicadeza sobre su abdomen, despertando de golpe los sentidos de Yoongi.

En cuanto los labios de Jimin tocaron su piel, un torrente de pensamientos invadió la mente de Yoongi, como si fueran suyos, pero no lo eran.

"Mandaré a preparar su habitación."

"Las costureras del reino tienen que comenzar a hacerle ropa, todo tiene que ser perfecto."

"El médico brujo se quedará en el castillo, por si acaso hay algún problema."

"Ese tal Namjoon… Si es tan importante para ti, debería venir cuando nazca nuestra hija."

"¿Qué nombre le pondremos? Algo fuerte, tal vez, algo elegante."

"O tal vez algo tierno..."

"No, debe ser un nombre fuerte."

Yoongi sonrió suavemente, su pecho sintiendo una calidez inexplicable.

Era inevitable.

Jimin estaba planeando cada detalle.

Yoongi abrió los ojos lentamente, encontrando a Jimin inclinado sobre él, besando su vientre con devoción.

—Tu mente está a mil por hora. —dijo Yoongi con voz suave, sin poder evitar reír un poco.

Jimin se detuvo, mirando a Yoongi con sorpresa.

—¿Te desperté?

—Digamos que tus pensamientos lo hicieron. —respondió Yoongi, sonriendo mientras miraba los ojos de Jimin.

Jimin suspiró, su rostro rojo de vergüenza.

—No puedo dejar de pensar en ella.

Yoongi sonrió con ternura, acariciando suavemente el rostro de Jimin.

—Estás preocupándote por todo, mi rey.

Jimin se frotó la cara, algo avergonzado.

—Es solo que... —hizo una pausa, buscando las palabras—. Quiero que todo esté bien. Quiero que ella tenga lo mejor.

Yoongi suspiró con cariño, sintiendo una oleada de ternura al ver a Jimin tan entregado a su hija, incluso antes de su nacimiento.

—No te preocupes, Jimin. Ella ya tiene lo mejor, y eso es tenernos a los dos.

Jimin sonrió, aunque aún con algo de duda en su rostro.

• Shadow• JimsuWhere stories live. Discover now