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El reino prosperaba en calma. Las secuelas de la guerra se disipaban poco a poco, y aunque los recuerdos de la batalla aún pesaban en la memoria de algunos, la vida continuaba.
Jimin recibía informes constantes de Taehyung, quien se aseguraba de que todo estuviera en orden. Los brujos y guerreros que habían luchado a su lado habían sido recompensados y regresado a sus hogares con honor. La estabilidad reinaba, y por primera vez en mucho tiempo, Jimin podía respirar tranquilo.
Pero más allá de su deber como rey, su mayor felicidad estaba en su familia.
Yoongi, aunque aún se acostumbraba a la parte oscura de su aura, encontraba consuelo en los pequeños momentos de la vida diaria. Especialmente en su hija.
Eunji ya tenía seis meses y cada día crecía más. Sus mejillas regordetas y su boquita redonda la hacían ver como una pequeña muñeca. Tenía el cabello suave y oscuro de Yoongi, pero sus ojos brillaban con la misma intensidad que los de Jimin.
Yoongi la sostenía en su regazo aquella tarde, moviendo sus deditos y sonriendo al verla reír.
—Eres mi paz, pequeña —susurró, inclinándose para besar su cabecita.
Desde la otra esquina de la sala, Jimin, que revisaba unos documentos, alzó la mirada y sonrió.
—¿Y yo qué soy, entonces?
Yoongi lo miró de reojo.
—Tú eres mi tormenta.
Jimin soltó una carcajada y se puso de pie, caminando hacia ellos.
—Eso no suena justo, amor —murmuró, inclinándose para abrazarlos a ambos.
—Bueno, algunas tormentas son necesarias para limpiar el cielo.
Jimin sonrió contra su cabello y besó suavemente su frente.
—Lo que sea que eso signifique, me gusta.
Eunji balbuceó algo incomprensible y movió sus bracitos, llamando su atención.
—¿Dijiste algo, mi amor? —preguntó Jimin, sentándose junto a Yoongi y acariciando la barriguita de la bebé.
Eunji soltó una risa burbujeante, mostrando apenas sus encías. Su primera dentición estaba comenzando, y aunque aún no tenía dientes visibles, le encantaba morder todo lo que encontraba.
—Ya casi nos muerde —comentó Yoongi, observando cómo Eunji mordisqueaba sus propios deditos.
—Si se parece a mí, será feroz —bromeó Jimin.
Yoongi rodó los ojos con una sonrisa.
—Si se parece a ti, será una consentida.
Jimin entrecerró los ojos, fingiendo ofensa.
—¿Eso crees?
—Lo sé.
Jimin suspiró dramáticamente, pero luego rió, inclinándose para besar la coronilla de Eunji y luego la mejilla de Yoongi.
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• Shadow• Jimsu
FanfictionEn el corazón del Reino de Seúl, el trono pertenece a un hombre imponente, temido y respetado en igual medida: el Rey Park Jimin. Un gobernante severo, de corazón endurecido por las guerras y la traición, que ha convertido su reino en una de las nac...
