| C U A R E N T A Y T R E S |

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El sonido del metal chocando contra el metal resonaba por todo el castillo. El aire olía a sangre, a fuego y a muerte. Los gritos de los soldados heridos se mezclaban con los rugidos de batalla. La invasión había comenzado.

Jimin, con su espada en mano, se movía ágilmente entre los invasores, derribándolos uno por uno. Su rostro estaba manchado con la sangre de sus enemigos, su respiración agitada, pero su determinación inquebrantable. Este no era solo su reino… era su hogar. Era el hogar de Yoongi y de Eunji. No permitiría que lo tomaran.

A su alrededor, los soldados luchaban con todas sus fuerzas, pero la cantidad de rebeldes parecía interminable. Por cada uno que caía, otros dos tomaban su lugar.

—¡Protejan las puertas! —rugió Jimin mientras cortaba la garganta de un enemigo con un movimiento preciso.

Kyungsoo, Taemin y Jøngin estaban cerca, protegiendo su flanco. Sabían que su deber era mantener al rey con vida.

—¡Brujos! —gritó Jøngin, señalando a un grupo de encapuchados que se movían con rapidez entre los rebeldes.

El aire se llenó de un aura oscura. Los brujos enemigos estaban ahí.

—¡Jimin, cuidado! —advirtió Taemin, alzando sus manos para formar un escudo mágico alrededor del rey. Una barrera luminosa cubrió a Jimin justo a tiempo para bloquear una ráfaga de fuego negro que se dirigía hacia él.

—¡Malditos! —gruñó Jimin, observando cómo la barrera chisporroteaba tras el impacto.

Uno de los brujos enemigos sonrió con burla.

—Así que ahora el rey de Seúl se esconde detrás de la magia de nuestros hermanos. Qué ironía.

Jimin apretó los dientes y, sin perder el tiempo, se lanzó hacia ellos. Taemin se movió con él, manteniendo la barrera a su alrededor mientras Kyungsoo y Jøngin atacaban con su propia magia.

—No durarán mucho —gruñó Kyungsoo, con los ojos brillando de poder. —Pero hagamos que se arrepientan de haber puesto un pie en este castillo.

Jimin derribó a otro rebelde con un giro ágil, su espada atravesando carne y hueso sin vacilación. No tenía tiempo para dudar, no tenía tiempo para el miedo. Solo tenía un objetivo: ganar esta batalla.

—¡Por mi hija! —gritó Jimin, y su espada se tiñó con la sangre de sus enemigos.

La guerra en el castillo apenas había comenzado.

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En la habitación real, la sensación de peligro se intensificaba con cada grito y sonido metálico que llegaba desde los pasillos. Yoongi no podía quedarse quieto, la unión con Jimin le permitía sentir su energía y sabía que algo iba mal. Su instinto le gritaba que debía estar a su lado. 

Tomó una decisión. 

Miró a Soohyun con firmeza y le entregó a Eunji, envuelta en una manta cálida. 

—Tómala, cuídenla con su vida —ordenó con una voz firme, sin aceptar objeciones. 

—¡No puedes salir! —Hoseok intentó detenerlo, su mano se cerró en su brazo. 

Yoongi lo miró con intensidad. 

—Si Jimin cae, este castillo también caerá —dijo con seguridad. —Y si este castillo cae, nuestra hija nunca estará a salvo. 

• Shadow• JimsuTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon