• Shadow• Jimsu

| C A T O R C E |

🫧

Jimin nunca había sentido tanta urgencia en su vida.

Desde el momento en que salió de la habitación, su cuerpo entero se movió con una determinación inquebrantable. No podía seguir sentado ahí, esperando a que Yoongi muriera.

Si había una sola posibilidad de salvarlo, iba a tomarla.

Y sabía exactamente dónde buscar.

—¡Preparen los caballos! —ordenó con voz firme mientras caminaba por los pasillos del castillo—. Nos vamos al sur.

Taehyung, que había estado esperándolo afuera de la habitación, lo siguió con pasos rápidos, su rostro reflejando sorpresa y confusión.

—Majestad, ¿qué sucede?

Jimin no se detuvo.

—Voy a buscar a los brujos.

El capitán del ejército frunció el ceño con incredulidad.

—¿Qué?

Jimin se giró, su mirada severa.

—Sabes tan bien como yo que el sur es su refugio. Yoongi dio su vida para protegerlos. Si alguien puede salvarlo… son ellos.

Taehyung se quedó en silencio por unos segundos.

Desde que conocía a Jimin, el Rey nunca había mostrado debilidad. Nunca había dudado, nunca había titubeado.

Pero en ese momento, frente a él, había un hombre desesperado.

Un hombre que no estaba actuando como un Rey.

Un hombre que estaba actuando como alguien que había cometido el peor error de su vida.

El capitán suspiró y asintió.

—Reuniré a los hombres.

Jimin retomó su camino, saliendo del castillo y dirigiéndose al establo donde sus caballos personales estaban listos. Los soldados de su círculo más cercano ya estaban armándose, sin hacer preguntas.

Todos sabían que cuando el Rey daba una orden no había espacio para cuestionamientos.

Jimin ajustó las riendas de su caballo con manos firmes, su mente era un caos.

Toda su vida… había despreciado a los brujos.

Había creído que eran una plaga, una amenaza, una aberración.

Pero ahora, estaba cabalgando hacia ellos para suplicar por la vida de uno.

Uno que había amado en silencio.

Uno que lo había traicionado.

Uno que estaba muriendo… por su culpa.

Taehyung montó su caballo junto a él y le dirigió una mirada seria.

—Majestad, ¿qué hará si los brujos se niegan?