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Yoongi caminaba cada vez más desesperado, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Podía sentirlo… Jimin estaba cerca.
El pasillo parecía infinito, y las almas que lo rodeaban se multiplicaban a cada paso, pero Yoongi no se detuvo. Esquivó a las figuras sombrías que intentaban arrastrarlo a su propio sufrimiento, ignorando los murmullos y lamentos que llenaban el aire.
Entonces, escuchó los gritos.
Su cuerpo reaccionó antes de que su mente pudiera procesarlo, y corrió hacia el sonido con toda la fuerza que tenía.
Al llegar, su respiración se cortó.
Jimin yacía en el suelo, su cuerpo frágil y sin fuerzas, envuelto en los brazos de una mujer que le acariciaba el cabello con ternura. Sus labios se movían, murmurando palabras que Yoongi no alcanzó a entender.
Pero él la reconoció.
Aunque nunca la había visto en persona, su imagen estaba inmortalizada en un cuadro que colgaba en una de las habitaciones del castillo.
Era Eunha.
La madre de Jimin.
Yoongi dio un paso al frente, decidido a alcanzarlo, pero una ráfaga de viento lo golpeó con tanta fuerza que lo hizo retroceder varios metros.
Su respiración se agitó y sus ojos se agrandaron cuando vio a la mujer desvanecerse en la oscuridad, llevándose a Jimin con ella.
—¡No! —gritó Yoongi, maldiciendo en voz baja antes de volver a correr.
No importaba cuánto tiempo pasara, cuánto tuviera que luchar contra la niebla y las sombras, él encontraría a Jimin.
Y lo hizo.
Esta vez, Jimin yacía en el suelo, con su cabeza descansando sobre el regazo de su madre, quien le acariciaba el cabello con dulzura. La sonrisa en su rostro era serena, casi irreal en medio de la oscuridad que los rodeaba.
Yoongi frunció el ceño y apretó los puños. No podía dejar que lo alejaran de él otra vez.
Levantó las manos y comenzó a murmurar un hechizo. Una barrera brillante lo rodeó, protegiéndolo de cualquier ataque mientras avanzaba. Esta vez, la ráfaga de viento no lo tocó.
—¡Jimin! —llamó con desesperación.
Jimin frunció el ceño suavemente en su sueño, como si su voz llegara a él en lo más profundo.
La mujer levantó la vista y sus ojos se tornaron afilados.
—Aléjate de mi bebé —ordenó con voz firme.
Yoongi la ignoró.
—Jiminie —susurró con todo el amor y la fuerza de su alma.
Los párpados de Jimin temblaron y, lentamente, sus ojos se abrieron.
Lo primero que vio fue a Yoongi.
Eunha se puso entre ambos y, con un solo movimiento de su mano, una fuerza invisible golpeó a Yoongi con brutalidad, lanzándolo varios metros atrás.
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• Shadow• Jimsu
FanfictionEn el corazón del Reino de Seúl, el trono pertenece a un hombre imponente, temido y respetado en igual medida: el Rey Park Jimin. Un gobernante severo, de corazón endurecido por las guerras y la traición, que ha convertido su reino en una de las nac...
