• Shadow• Jimsu

| C U A R E N T A Y C I N C O |

🫧

La luz azul del hechizo iluminó la habitación por un breve instante antes de disiparse.

Yoongi reapareció en el castillo, sosteniendo a Jimin contra su pecho. Sus piernas temblaban, su respiración estaba entrecortada, y sus ojos hinchados por el llanto.

Con cuidado, dejó a Jimin sobre la cama real, cubriéndolo con las mantas.

Entonces, un sonido lo sacó de su angustia.

El llanto de Eunji.

Yoongi apenas tuvo tiempo de respirar cuando la puerta se abrió de golpe.

Kyungsoo, Taemin, Hoseok, Soohyun, Jøngin, Seokjin y Namjoon entraron apresurados, sus rostros llenos de preocupación.

Yoongi, con la vista borrosa por las lágrimas, extendió los brazos.

Seokjin fue el primero en reaccionar, tomando a la pequeña y entregándosela a su padre.

Yoongi la recibió con manos temblorosas y la sostuvo con fuerza contra su pecho, besando su cabecita, sus mejillas, sus pequeñas manitas.

—Mi niña… mi pequeña… —susurró, tratando de calmar su propio dolor.

Eunji dejó de llorar por un instante, acurrucándose contra su pecho, reconociendo el calor de su papá.

Seokjin se aclaró la garganta y dio un paso adelante.

—Yoongi, nosotros…

—Váyanse —murmuró Yoongi sin mirarlos, concentrado en su hija.

—Pero…

—¡LÁRGUENSE! —rugió Yoongi, su magia vibrando con furia en el aire.

La habitación entera pareció estremecerse.

Eunji, asustada, soltó un gemido ahogado antes de romper en llanto, su pequeño cuerpecito temblando.

Yoongi se congeló.

Su pecho se apretó con culpa.

Sollozando, besó su cabecita una y otra vez, acariciando su espalda con ternura.

—Lo siento, mi amor… —susurró entre lágrimas. —Lo siento tanto…

Eunji seguía sollozando, pero se aferró a la tela de su ropa, buscando consuelo en él.

Nadie más se atrevió a hablar.

Uno a uno, los brujos salieron en silencio, dejando a Yoongi solo con su hija y el cuerpo inerte del rey.

Yoongi se acostó en la cama con cuidado, acomodando a su pequeña en medio, entre él y Jimin.

Eunji, después de tanto llanto, finalmente se había rendido al sueño, con sus diminutas manitas sujetando la tela de la ropa de Yoongi.

Yoongi la miró, sus dedos acariciando su cabello oscuro con ternura.

Luego, su mirada se deslizó hacia Jimin.

Su amado seguía inmóvil, su pecho subía y bajaba apenas perceptiblemente, pero su expresión era vacía, como si su alma estuviera atrapada en algún lugar donde Yoongi no podía alcanzarlo.

Las lágrimas comenzaron a deslizarse silenciosamente por sus mejillas.

Se acercó un poco más, abrazando con cuidado a su bebé, sintiendo el calor de ambos a su lado.

—Te amo… —susurró, sin saber a quién se lo decía más, si a su hija o a Jimin.

Cerró los ojos, pero el dolor en su pecho no le permitió dormir.