| C I N C U E N T A Y C U A T R O |

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Yoongi se detuvo en seco.

Su piel se erizó, y sus manos temblaron.

—No… —susurró, negando.

No era real.

No podía ser real.

Cerró los ojos con fuerza y respiró hondo, intentando despejar su mente. Pero entonces sintió un frío helado recorrer su espalda.

Cuando abrió los ojos, estaba en otro lugar.

El castillo había desaparecido.

Frente a él, solo había oscuridad.

Y, en el centro de esa negrura, una figura familiar lo observaba.

Su madre.

Pero no.

No era ella.

Era la misma sombra que había tomado a Jimin, lo sabía, lo sentía.

Pero esta vez… estaba llamándolo a él.

Yoongi retrocedió, su respiración entrecortada.

—No eres real —susurró.

La sombra sonrió.

—¿Eso crees?

Yoongi sintió un escalofrío en la nuca.

No.

No iba a caer en esto.

No como Jimin.

Apretó los puños y cerró los ojos con fuerza.

—No pertenezco aquí —dijo con firmeza.

Hubo un largo silencio.

Y entonces, sintió unas manos frías rodear su cuello.

—¿Estás seguro?

Yoongi abrió los ojos con terror.

La sombra lo estaba sosteniendo, impidiéndole moverse.

—Jimin… —susurró con desesperación.

—Jimin no está aquí.

Los dedos helados se apretaron más.

—Pero pronto… tampoco tú lo estarás.

Yoongi gritó.

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Jimin despertó con un sobresalto, su corazón golpeando salvajemente en su pecho.

Algo estaba mal.

Se giró rápidamente en la cama y su sangre se heló.

Yoongi no estaba.

—¡Yoongi! —gritó, levantándose de inmediato.

El cuarto estaba silencioso.

Demasiado silencioso.

Su respiración se agitó cuando se acercó a la cuna de Eunji, pero la bebé dormía tranquilamente.

Entonces, su mirada se dirigió a la puerta entreabierta.

No.

No, no, no.

El miedo lo envolvió como una tormenta mientras salía corriendo del cuarto.

—¡YOONGI!

Su voz resonó por los pasillos vacíos, pero no hubo respuesta.

Jimin sintió el pánico treparle por la garganta. Había pasado por esto antes.

No otra vez.

Corrió sin detenerse, buscando en cada rincón, en cada habitación.

Hasta que finalmente lo vio.

Yoongi estaba de pie en medio del gran salón, inmóvil, con la mirada vacía.

—¡Yoongi! —gritó Jimin, corriendo hacia él.

Pero antes de que pudiera alcanzarlo, Yoongi susurró algo.

—Me está llamando…

Jimin se detuvo en seco.

Su pecho se contrajo con dolor.

—¿Quién? —susurró con voz temblorosa.

Yoongi alzó la mirada lentamente.

Sus ojos, normalmente cálidos, ahora reflejaban algo más.

Algo oscuro.

Algo que Jimin reconoció al instante.

El terror lo paralizó.

—No…

Yoongi sonrió levemente.

—Creo que… esta vez, es mi turno.

Jimin sintió su corazón romperse.

La oscuridad… ahora estaba llamando a Yoongi.

Y Jimin no estaba dispuesto a perderlo.

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• Shadow• JimsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora