| C U A R E N T A Y C U A T R O |

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—Está maldito.

Yoongi lo miro con miedo.

—¿Qué… qué quieres decir?

—Ese hechizo… —Hoseok pasó la lengua por sus labios secos. —No era solo un ataque. Era una maldición.

Yoongi negó con la cabeza, apretando los dientes.

—No. No puede ser. Yo puedo curarlo.

—No puedes.

—¡Yo puedo curarlo! —gritó Yoongi, su poder vibrando a su alrededor.

Pero Hoseok negó con la cabeza, sus ojos llenos de tristeza.

—Esa maldición fue hecha con magia de sangre, Yoongi. Es un castigo. Un destino sellado.

Yoongi sintió su pecho cerrarse.

—No… —susurró, sacudiendo la cabeza.

—Jimin no está muriendo… —continuó Hoseok, su voz quebrándose. —Lo están reclamando.

Yoongi miró la marca, el pulso débil de Jimin bajo sus dedos.

Entonces lo entendió.

Jimin no estaba solo muriendo.

Lo estaban arrebatando de él.

Yoongi miró a Hoseok con los ojos llenos de lágrimas, su rostro desencajado por el dolor.

—Dime qué hacer… —suplicó, su voz quebrándose. —Dime cómo salvarlo.

Hoseok desvió la mirada, sus propios ojos reflejaban la angustia de Yoongi.

—No hay nada que puedas hacer… Solo esperar.

Yoongi sintió que su mundo se derrumbaba.

—¿Esperar? —repitió, su tono teñido de desesperación.

Hoseok asintió con pesar.

—Pueden pasar días… meses… o incluso… —tragó saliva antes de continuar. —Tal vez jamás vuelva.

Yoongi sintió que el aire abandonaba sus pulmones.

Miró el rostro de Jimin, pálido, inmóvil, con la marca oscura en su cuello extendiéndose como raíces venenosas.

No podía aceptar eso.

—No… —susurró, negando con la cabeza.

Hoseok posó una mano en su hombro.

—Lo único que puedes hacer es esperar… y rezar porque regrese.

Pero Yoongi no era alguien que esperaría sin hacer nada.

No perdería a Jimin.

No podía estar sin él.

No de nuevo

Yoongi no podía aceptar simplemente esperar.

No cuando Jimin yacía inerte en sus brazos, su piel cada vez más fría, su aliento apenas perceptible.

Así que hizo lo único que se le ocurrió.

Concentró su magia en un hechizo de transporte, envolviendo a Jimin con su poder. La luz azul los cubrió por completo, y en un parpadeo, desaparecieron del castillo.

Cuando Yoongi abrió los ojos, estaba en su vieja cabaña, oculta en lo más profundo del bosque.

El lugar donde una vez había sido libre.

Donde había reído con sus hermanos brujos.

Donde había soñado con un futuro diferente.

Ahora, ese mismo refugio era su última esperanza.

Colocó a Jimin con cuidado sobre la cama de pieles que solía ser suya. Se arrodilló junto a él y tomó su rostro entre sus manos, su pulgar acariciando su mejilla con desesperación.

—Por favor… —susurró, su voz rota. —Vuelve a mí.

Pero nada pasó.

Jimin no se movió.

No abrió los ojos.

No le respondió.

Yoongi sintió que su pecho se encogía de dolor.

Las lágrimas comenzaron a caer sin control, mojando el rostro de Jimin.

—Te necesito… —susurró con la voz quebrada. —Eunji te necesita…

Se inclinó y apoyó su frente contra la de Jimin, sus manos temblorosas aferrándose a su camisa.

—No puedes dejarme… No así…

Pero el silencio fue su única respuesta.

🫧

Les voy a dejar con la emoción,🤭

• Shadow• JimsuWhere stories live. Discover now