| C U A R E N T A |

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Jimin miró con asombro cómo una energía cálida comenzaba a envolver a Eunji.

Era como un manto de luz, una barrera invisible que se fundía con la esencia del castillo.

Entonces, algo inesperado sucedió.

Eunji abrió sus ojitos y alzó su pequeña mano, como si entendiera lo que estaba pasando.

Y en ese instante, una oleada de magia surgió de su diminuto cuerpo.

Taemin, Kyungsoo y Jongin se quedaron paralizados.

Jimin sintió un escalofrío recorrer su espalda.

¿Qué está pasando? —preguntó con alarma.

Soohyun, que observaba desde la esquina, susurró con asombro:

Ella… está participando en el ritual.

Yoongi miró a su hija con los ojos llenos de emoción.

Nuestra pequeña ya está usando su magia.

Jimin, sin apartar la vista de Eunji, sonrió con orgullo.

Entonces que termine lo que empezó.

Los brujos cerraron los ojos y dejaron que Eunji guiara la energía.

Hasta que finalmente…

El ritual terminó y Eunji había sellado su propia protección.

El castillo se sintió diferente.

Era como si la misma estructura hubiera cambiado para proteger a la princesa.

Yoongi besó la frente de Eunji, que ahora dormía tranquila.

Jimin pasó un brazo alrededor de su amado y susurró en su oído:

Nuestra hija es increíble.

Yoongi sonrió.

Lo es.

Kyungsoo, Taemin y Jongin se miraron entre sí con asombro.

No hay duda de que Eunji es un aura pura única. —dijo Taemin.

Y también significa… —agregó Jongin con una sonrisa traviesa— que más de un enemigo querrá lo que ella tiene.

Jimin apretó la mandíbula.

Que lo intenten. No permitiré que nadie la toque.

Kyungsoo asintió con seriedad.

Entonces, prepárate, Rey de Seúl. Porque la verdadera batalla… apenas comienza.


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El gran salón del castillo estaba más lleno que nunca. Brujos de todo el reino ocupaban el espacio que antes solo pertenecía a la nobleza. Algunos observaban con curiosidad, otros con recelo, pero la mayoría con desconfianza. No estaban allí por Jimin. No lo respetaban. Habían acudido por Eunji, la bebé que representaba el futuro de su gente.

Jimin lo sabía, por eso cuando el silencio se hizo, habló con voz clara:

—De ahora en adelante, este castillo es su hogar.

Un murmullo recorrió la sala. Algunos de los sirvientes miraron a Jimin con sorpresa.

—Aquí no hay diferencia entre humanos y brujos —continuó el rey—. Serán tratados con respeto.

Giró la cabeza hacia su sirviente.

—Pasa la orden. Quien desobedezca será expulsado.

Los brujos se miraron entre sí. No confiaban en él. No después de siglos de persecución.

El silencio se volvió denso, hasta que Jimin hizo algo que nadie esperaba. Se arrodilló.

Un susurro de asombro recorrió la sala. Yoongi abrió los ojos con sorpresa. Taemin frunció el ceño, Kyungsoo entrecerró los ojos y Jongin soltó un ligero suspiro de incredulidad.

—¿Qué está haciendo? —murmuró Taemin.

—Lo impensable —respondió Kyungsoo, aún observando con detenimiento.

Jimin apoyó ambas manos sobre sus muslos y bajó la cabeza. Su voz, cuando habló, ya no sonaba como la de un rey arrogante, sino como la de un hombre sincero.

Sé que desde siglos el reino ha tratado a los brujos como una amenaza, como si no valieran nada. Incluso yo lo hice.

Los brujos contuvieron la respiración. Yoongi sintió un nudo en la garganta. Jimin, el hombre que alguna vez fue despiadado, cruel e inquebrantable, ahora pedía perdón.

—Pero hoy, aquí, frente a ustedes… —levantó la vista y miró a Yoongi, luego a Eunji—. Frente a mi amor y por el futuro de mi hija, pido perdón en nombre de todo Seúl.

El silencio fue absoluto. Jimin cerró los ojos por un momento, y cuando los volvió a abrir, se puso de pie con la cabeza en alto.

—Este es su hogar ahora. Dispongan de él como les apetezca. —Su voz se tornó firme. —Pero protejan a mi hija.

Un anciano de larga barba blanca dio un paso al frente, su expresión neutral.

—Majestad, nosotros no luchamos por usted.

—Lo sé.

—Luchamos por la princesa, porque ella es una de los nuestros.

El anciano sonrió levemente y se arrodilló, colocando una mano en el suelo. Una luz dorada comenzó a extenderse por todo el salón.

—Mientras ella esté aquí… —cerró los ojos y la magia vibró a su alrededor—, este castillo será nuestro hogar.

Uno por uno, los demás brujos repitieron el gesto, hasta que todos inclinaron la cabeza en señal de respeto.

Yoongi tenía los ojos brillantes, no por tristeza, sino por la emoción de ver a Jimin hacer lo impensable. Seokjin sonrió con orgullo, Namjoon cruzó los brazos y murmuró:

—Tal vez este rey sí tiene esperanza.

Taemin, Kyungsoo y Jongin se miraron entre sí.

—Bueno… si vamos a proteger el castillo, más vale que empecemos ahora —dijo Kyungsoo con una ligera sonrisa.

—Vamos a necesitar mucha magia —añadió Jongin con diversión.

Taemin miró a Jimin y luego a Yoongi.

—Haremos lo que sea necesario.

Por la princesa.

Por su familia.

Y por el futuro de su gente.

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• Shadow• JimsuTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang