• Shadow• Jimsu

| T R E I N T A Y C I N C O |

Y al verlos, su corazón se llenaba de amor.

La primera semana pasó con tranquilidad.

Jimin no podía imaginar una vida más perfecta que la que tenía ahora.

Su reino seguía en pie.

Su amor estaba a su lado.

Y su hija era la luz que iluminaba su mundo.

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La habitación estaba en completa calma.

La única luz provenía de las velas tenues, iluminando los rasgos serenos de Eunji, quien dormía plácidamente en su cuna, envuelta en mantas suaves.

Jimin y Yoongi estaban en la cama, uno frente al otro, compartiendo el calor de sus cuerpos bajo las sábanas.

Jimin se acurrucó más cerca, rodeando la cintura de Yoongi con su brazo, atrayéndolo hasta que sus frentes casi se tocaron.

Su aliento era cálido, su sonrisa llena de picardía.

—Amor mío… —susurró Jimin, su voz profunda y envolvente.

Yoongi hizo un sonido en respuesta, demasiado cómodo para abrir los ojos por completo.

—¿Qué quieres, mi rey?

Jimin sonrió aún más.

—Podemos tener otro bebé?

Yoongi soltó una carcajada repentina, su pecho vibrando con la risa mientras golpeaba suavemente el hombro de Jimin.

—¡¿Acaso estás loco?! —dijo entre risas.

Jimin no dejó de sonreír.

—¿Qué? Eunji no puede ser hija única.

Yoongi lo miró con incredulidad.

—¿Te das cuenta de que apenas ha pasado una semana desde que nació?

—Justamente por eso. —Jimin bromeó. —Podemos ir planeándolo.

Yoongi negó con la cabeza, divertido.

Jimin aprovechó su distracción para acercarse y besar la nariz de Yoongi.

—Eres imposible, —murmuró Yoongi, aunque no pudo evitar sonreír.

Jimin lo miró con ternura, su mano rozando la cadera de Yoongi bajo las mantas.

—¿Puedo al menos comenzar con los preparativos de la boda?

Yoongi fingió estar pensativo, su dedo índice golpeando su barbilla con dramatismo.

—Hmm… No sé.

Jimin frunció el ceño, mirándolo con sospecha.

—¿Qué significa ese “no sé”?

—Me harás usar joyas? —preguntó Yoongi, alzando una ceja.

Jimin rió con diversión.

—Todas las más preciosas.

Yoongi hizo una mueca fingida.

—¿Y una corona?

Jimin acarició su mejilla con dulzura.

—Por supuesto.

Yoongi entrecerró los ojos.