• Shadow• Jimsu

| V E I N T I C U A T R O |

Jimin exhaló con fuerza, rindiéndose ante la verdad.

—Está bien. —susurró finalmente—. Llamaré a uno de los suyos.

Yoongi sonrió con ternura, acariciando la mano de Jimin con gratitud.

—Gracias, mi rey.

Jimin levantó la vista, observándolo con una mezcla de orgullo y devoción.

—Haré cualquier cosa por ti. —dijo con firmeza, acercándose a besar su frente.

Porque aunque le costara aceptar el cambio, una cosa era segura:

Jimin nunca dejaría de proteger lo que más amaba.

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Jimin chocó la lengua contra su paladar, cruzando los brazos con visible molestia.

Había dado la orden.

Un médico brujo entraría al castillo para examinar a Yoongi.

Aún le resultaba difícil aceptar la presencia de aquellos seres dentro de su reino, a pesar de que fue él quien decretó su libertad.

La magia siempre traía consecuencias.

Pero Yoongi lo había pedido.

Y Jimin, aunque era el rey de Seúl, siempre terminaba cediendo a Yoongi.

—Esto sigue sin gustarme. —murmuró con fastidio.

Yoongi le lanzó una mirada tranquila mientras tomaba un sorbo de su té.

—Lo sé.

—Entonces dime, amor mío, ¿por qué permito algo que no me gusta en absoluto?

Yoongi se encogió de hombros, esbozando una pequeña sonrisa.

—Porque en el fondo, sabes que tengo razón.

Jimin frunció el ceño, pero no lo negó.

Yoongi se acercó y, con naturalidad, dejó un beso en su mejilla.

—Y porque me amas.

Jimin bufó suavemente, pero cerró los ojos ante el contacto.

—No abuses de mi debilidad por ti.

Yoongi rio con diversión.

Jimin desvió la mirada hacia las ventanas, observando el patio del castillo donde se podía ver un poco del pueblo.

Los brujos caminaban con tranquilidad entre los ciudadanos, pero sus presencias seguían causando tensión.

Los aldeanos los miraban con desconfianza.

Algunos con miedo.

Otros con odio.

Por siglos, los brujos fueron tratados como una plaga.

Ahora, gracias a su propio decreto, vivían con derechos dentro del reino.

Si alguien le hubiera dicho años atrás que esto pasaría, habría ejecutado a esa persona en el acto.

Pero todo cambió.

Yoongi cambió su mundo.

Y ahora, Jimin debía aprender a vivir en este nuevo equilibrio.