| C A T O R C E |

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Volvió a abrirlos y exhaló con pesadez.

—Por favor.

El silencio fue absoluto.

Los guardias intercambiaron miradas de incredulidad. El Rey jamás pedía nada.

El brujo también pareció sorprendido, pero se mantuvo firme.

—No, no confío en ti.

Jimin se cruzó de brazos.

—No te estoy pidiendo que confíes en mí. Solo que me lleves con ellos.

El brujo negó con la cabeza.

—No.

Pero Jimin vio algo en su mirada.

Duda.

Desconfianza.

Y… curiosidad.

El Rey suavizó su tono.

—Él está muy mal.

El brujo se tensó.

Jimin lo notó.

—Necesito su ayuda.

El joven respiró agitadamente, su mandíbula apretándose.

No quería ceder.

No podía ceder.

Pero algo en la voz del Rey era diferente.

Entonces, sin previo aviso, desapareció frente a sus ojos.

Jimin maldijo en voz alta.

Los guardias desenvainaron sus espadas, esperando un ataque.

Pero Jimin levantó una mano.

—Esperen.

El bosque quedó en absoluto silencio.

Los caballos resoplaban inquietos.

Los soldados mantenían las manos en las empuñaduras de sus armas, listos para cualquier emboscada.

Jimin solo se quedó quieto, esperando.

Porque sabía que volvería.

Y no se equivocó.

Apenas unos minutos después, cuatro figuras aparecieron entre los árboles.

Entre ellas, Kim Namjoon -el hombre por el que Yoongi arriesgo todo-

Jimin sintió cómo el aire se hacía más pesado.

Namjoon caminó al frente del grupo, con la espalda recta y la mirada severa. Sus ojos se clavaron en los de Jimin con un desprecio absoluto.

—¿Qué quieres, Rey de Seúl?

Jimin no se inmutó.

No había tiempo para orgullos.

No había tiempo para enemistades.

—Vengan conmigo.

Namjoon arqueó una ceja.

—¿Por qué deberíamos hacerlo?

Jimin no apartó la mirada.

—Si me ayudan a salvarlo, se los devolveré.

Los brujos se quedaron en silencio.

Namjoon entrecerró los ojos.

—¿Q-QUÉ?

Jimin afirmó con un leve movimiento de cabeza.

—Lo dejaré libre.

Las palabras salieron de su boca antes de que pudiera detenerse.

Los brujos intercambiaron miradas rápidas.

Jimin sintió cómo su pecho se oprimía. ¿De verdad estaba prometiendo esto?

¿De verdad estaba dispuesto a dejar ir a Yoongi?

Namjoon lo miró fijamente, su mandíbula tensa.

—¿Tienes idea de lo que estás diciendo?

Jimin tragó saliva con dificultad.

—Sí.

Namjoon dejó escapar un suspiro, y por un instante, su expresión se suavizó.

Por Yoongi.

Porque él también lo quería salvar.

Después de unos segundos de tenso silencio, Namjoon asintió.

—Nos llevaras hasta él.

Jimin sintió que finalmente podía respirar.

Tenía una oportunidad.

Se giró hacia su escolta.

—Regresamos ahora.

Los soldados lo miraron confundidos, pero nadie se atrevió a discutir.

Namjoon y los otros tres brujos montaron en los caballos que los guardias les ofrecieron, y el grupo partió de regreso al castillo.

Esta vez, Jimin cabalgaba con la esperanza de no llegar demasiado tarde.

Para salvar a su amor o lo poco que quedaba de él.

• Shadow• JimsuWhere stories live. Discover now