Jimin sonrió de lado, besándolo nuevamente.

—Entonces lo tomarás conmigo.

Yoongi reprimió un suspiro. Sabía que no podía negarse, que Jimin lo tenía atrapado entre sus brazos y que cualquier gesto fuera de lo común despertaría sospechas. Así que, como cada mañana, se dejó llevar.

Pero mientras el Rey lo besaba con adoración, Yoongi solo podía pensar en los Kim huyendo hacia el sur.

Pensaba en la guerra que tarde o temprano llegaría.

Pensaba en el día en que este amor dejaría de ser suficiente.

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El agua caliente envolvía sus cuerpos, aliviando la tensión en sus músculos mientras el vapor se elevaba en el aire, llenando la habitación con un aroma a hierbas y aceites esenciales. La gran tina de mármol blanco estaba ubicada en el centro de la estancia, iluminada por la suave luz de los candelabros. Era un espacio privado, un santuario dentro del palacio donde el Rey podía despojarse de su armadura y donde Yoongi debía interpretar su papel con perfección.

Jimin estaba detrás de él, sus brazos rodeaban su cintura mientras sus manos se deslizaban suavemente sobre su piel, acariciándolo con la misma devoción con la que un hombre toca su tesoro más valioso.

—Me encanta esto —murmuró el Rey contra su hombro, depositando pequeños besos sobre su piel húmeda—. Me encanta poder tenerte solo para mí.

Yoongi cerró los ojos, relajando su cuerpo contra el de Jimin. Su mente estaba en otro lugar, aún atrapada en la conversación con los Kim, en la promesa que había hecho de encontrarlos si todo se desmoronaba. Pero ahí, en la tina, estaba atado al Rey de Seúl, al hombre que amaba con un fervor desesperado y que, sin saberlo, podría ser su verdugo.

—No diciendo estás nada —Jimin deslizó sus labios hasta su cuello, dejando un leve mordisco—. ¿Qué ocurre?

Yoongi tomó aire y levemente, girando el rostro para encontrarse con sus ojos oscuros.

—Sólo disfruté el momento.

Jimin pareció satisfecho con la respuesta, porque lo tomó de la barbilla y lo besó profundamente. El agua se agitó con el movimiento cuando lo hizo girarse por completo, atrayéndolo hacia su regazo sin romper el contacto. Sus labios eran insistentes, hambrientos, como si quisiera marcarlo, asegurarse de que nada ni nadie podría alejarlo de su lado.

—Eres hermoso —susurró Jimin contra su boca—. A veces me pregunto qué hice para merecerte.

Yoongi tragó saliva. Nada, Jimin. No mereces a alguien como yo.

Jimin deslizó sus manos por su espalda, recorriéndolo con la familiaridad de un amante que ha memorizado cada centímetro de su piel.

—He estado pensando… —continuó, con su mirada fija en él—. Tal vez deberíamos dejar el palacio por un tiempo. Unas semanas lejos, solo tú y yo.

Yoongi sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.

—¿Dejar el palacio?

-Si. He gobernado con puño de hierro por años, pero necesito un respiro. Y quiero que tú seas mi único refugio.

El corazón de Yoongi latió con fuerza. ¿Y si aceptaba? ¿Y si se iba con Jimin lejos del palacio, lejos de todo?

Pero sabía que no era posible. Sabía que los Kim estaban huyendo, que los soldados del reino estaban movilizándose hacia el norte, que su pueblo aún lo necesitaba.

—No podemos irnos ahora —dijo con suavidad, ocultando la angustia en su voz—. No cuando hay tanto que atender en el reino.

Jimin suspir, apoyando la frente en su hombro.

—Siempre dices eso.

—Porque es la verdad.

El Rey no respondió de inmediato. En lugar de eso, rodeó su cintura con más fuerza, aferrándose a él como si pudiera perderlo.

—Solo prométeme que algún día lo haremos.

Yoongi no podía prometerlo. No podía darle una esperanza que probablemente nunca se cumpliría. Pero Jimin lo miró con tanta devoción, con tanta ternura, que sintió que decir la verdad sería el mayor de los pecados.

Así que lo besó en respuesta.

Y Jimin, con el alma envenenada por una mentira que no conocía, sonriendo contra sus labios.

.


ACLARACIÓN;
No malinterpreten a Yoongi ya que podría malinterpretarse un poco.
Yoongi si ama a Jimin tan cuál como Jimin lo ama, pero Yoongi vive con miedo constante por él y por los suyos.

• Shadow• JimsuWhere stories live. Discover now