Epílogo

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Intro: Zombie - MISSIO (COVER)


No me he fijado la hora que es.

Abro los ojos y hago el menos ruido posible. Debo darme prisa. La miro y prefiero no despertarla. Seguro que esto es lo mejor para los dos. Iré y volveré. No me tomará mucho tiempo. Aunque debo imaginarme todo lo que me espera. Me pongo la otra chaqueta marrón de cuero que está en uno de los colgadores. Es la misma con la que he venido aquí. A darme el lujo de conocerme.

No me puedo quitar la imagen de la cabeza, las veces que solía amargarle la vida y apostar lo que sea para acercarme. Quería que me odiara tanto fuera viable y así hacerme el malo de la historia. Sabía que Blake no era la clase de chica que yo conocía, pero de todos modos, quería aplastarla. Era tanto el odio que sentía por esa familia. Y aquí estoy, adorándola con locura y dejar que siga conmigo.

Somos indestructibles.

Hemos pecado y lo volveremos hacer cuantas veces sea necesario.

«Blake, lamento mucho haberte fallado.»

Y salgo depositándole un beso en la mejilla.

Ha pasado varios días sin verla. Narel no ha dejado de llamarme ni de escribirme al celular. Ya le he respondido. Al menos ya tengo un lugar adónde ir y las extremidades ya me funcionan bastante bien. Antes de subir escaleras arriba echo un vistazo a mí alrededor y dejo las huellas de mis zapatillas en todo el pasillo. Llamo a la puerta y todo parece haber mejorado.

—¿Rhys? —Narel me toma del brazo y me trae hacia dentro.

—Vine por él.

Me detengo para mirarlo, el hombre que está frente a mí al otro lado de la pequeña sala. Ciertamente se asustó cuando lo vi agarrarse fuertemente al sillón. Lo veo muy tímido y confundido, ni siquiera recuerda cómo llegó aquí. Fred ya me había advertido sobre esto. Él se niega a contarnos todo, así que me he visto obligado a cuidarlo y encargarme de él. Summer ya debería saberlo. Esta vez no voy a dejarme engañar.

—¿Y Blake no viene contigo? —pregunta al percatarse.

—Ve por ella.

Apenas logro sorprenderla.

—¿Y eso?

Me mira perpleja. No es de esas personas que preguntan a cada rato, no como Fred. Sin embargo, necesita saber la razón por la que no pude traerla conmigo. Sé lo enojada que se va a poner. Lo supe hace mucho tiempo.

—La dejé en el apartamento. Por cierto, está dormida, no la vayas a despertar y si pregunta por mí, dile que salí a correr un rato.

—Eso sería mentirle.

De algún modo, materializo todas mis mentiras y regreso al lugar de antes. Mi ruina de la que no creo poder salir. Y pensar que, sigo cometiendo los mismos errores. Por no decir que, las palabras se las lleva el viento. Soy un completo desconocido, eso de los malos. De los que no acaba con su tentador plan. Considero que todo lo hago para protegerla.

—Lo sé, pero no tiene por qué acompañarme y menos dejar que la vea.

—Entiendo.

Sacarla significa apartarla del juego porque, ahí es donde yace la oscuridad. Esto no tiene por qué afectarla. Es la reina de mi tablero de ajedrez y yo su caballero oscuro que la protegerá a capa y espada. Por ahora, todo lo que tengo que hacer es llegar al lugar en el que quedamos vernos.

—Solo no la vuelvas a dejar sola.

—De acuerdo, puedes contar conmigo.

Lo dice sabiendo lo mucho que me importa. Y, tras ponerme en marcha, volteo la mirada hacia el chico que se está comiendo una enorme hamburguesa. Eso me sabe a ansiedad.

Rhys Mitchell: El sabor del recuerdo [II] +21 ✅Where stories live. Discover now