32. Agonía

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HI GUYS!

Aquí mi promesa de hoy.

Este es uno de tantos capítulos reveladores.

¡Gente, se viene el drama, dramón!

Vota, comenta y comparte.

Intro: If it's real, then i'll stay – Bonjr

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Capítulo (32)

AGONÍA




Esas miradas se curten.

Se vuelven desafiantes y misteriosas. Ahí donde se produce un estallido. Tiene un radar demasiado peligroso. Papá no le quita ojo a la mujer a la que tanto odia. Por supuesto que llega a ser poco conveniente. Los veo un paso tras otro. Duramente, se le van hundiendo las cejas. Se matizan sus miedos y sus propósitos.

—¿Y qué hay de ti? —la mira amenazante, apuntando en vuestra dirección.

—Tú me apartaste de su lado.

En esta vida no pudo haber sido mejor que ver a dos enemigos enfrentarse. Esto ya se sabía, ya estaba escrito. Programado desde el primer instante. La tensión va más allá de lo que se dicen. Es el destello del mal, del mal que está a punto de desatarse. Entonces, todo cabe en un mismo saco. Da lo justo en ese punto. Son sus hábiles hazañas por encima de la familia. Algo entre frío y calor me rodea y un pico de armas que atemorizan a partes iguales. Ahora más que nunca harán todo lo posible para que alguno de ellos gane en este y otros enfrentamientos que se aproximan.

—Que no se te olvide que la que arruinó nuestra familia fuiste tú.

—Lo intenté, pero yo nunca pude quererte.

Se le escapan las palabras sin por lo menos disimularlo. Lo hace incluso con todo el odio que tiene hacia él. Ya no le preocupa más sus ataques de ira y menos si se atreve a matarla. Sabe que al hacerlo podría empeorar más la situación. Pero él ya se ve lo suficientemente humillado, y no sabe ni lo que pretende hacer con esa arma letal.

—¿Verdad que lo intentaste? —estalla en carcajadas.

—Hice todo lo posible.

—No puedo tolerar tu traición.

Se le escapa un tiro pero no exactamente a ella. Luego la vuelve apuntar y su corazón se vuelve negro. Tengo la impresión de que irá a por más. Sucede que el estallido no ha sido suficiente para estremecerla. La ve ante la posibilidad de cometer un feminicidio, ya sea todo para que Blake no lo note, pero yo, precisamente yo avanzo hacia el lado contrario y me vuelvo a poner delante.

—¡Ya deja de apuntarla! —Salgo en su defensa.

—Debería mataros a los dos.

Nos apunta dejando de lado la cordura. Su porte desagradable y las líneas que separan su oscuro pelo. La manera en como coge el arma sin titubear. Está acostumbrado a eliminar a sus enemigos y ese somos nosotros. Ni se esfuerza. Establecemos contacto visual por varios minutos y el espacio se resta con prontitud.

Rhys Mitchell: El sabor del recuerdo [II] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora