15. Arrepentido

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Dos corazones que se forjaron de un mismo padre, pero de distinta madre. La sangre llama a gritos y hace que todos los sentidos se desaten. Es un brebaje irresistible.

YG.

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Besos ;)

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Capítulo (15)

ARREPENTIDO



No sé cuánto tiempo ha pasado.

Ahora que estoy dormido, parezco haberlo soñado pero no. Ya van más de las siete de la mañana y siento que algo me falta en este momento. Se siente un vacío. Ojeo las revistas y aun todas ellas siguen hablando sobre nosotros. Todo me importa un carajo. No puedo ni acercarme a la corporación, porque aún hay gente resguardando la entrada y, sé que de solo hacerlo, me ahogaría entre la gente.

No me queda de otra que nivelarme las clases. Aunque, he sido muy bueno en eso. No he necesitado la ayuda de nadie. Además, desde que me levanté esta mañana no he hecho más que ponerme averiguar todo sobre asuntos de falsificaciones de documentos. Antes que nada, me tomo unos minutos de tiempo y conduzco hasta South Road. Tan pronto como llego a mis alrededores, realmente es una lástima la tan pequeña casa en mis ojos. Tiene grumos y grietas en las paredes.

—¿Ya está lo que te pedí?

—Sí, señor.

—Ah, casi lo olvido —le digo al hombre de camiseta blanca que está al frente—. ¿Cuánto es?

—Doscientos dólares.

—¿Con esto te bastará?

Lo miro con una ceja levantada.

—Esto es demasiado señor —Su rostro se eleva como si se hubiera sacado la lotería, pero al rato, intenta devolvérmelo.

—Solo tómalo. Sé que usted lo necesita más que yo.

—Pero señor...

—Ya escuchaste.

—Sí, como usted ordene.

Se queda con el cheque. Al menos podrá darle de comer algo mejor a su señora esposa y a sus dos hijos que juegan en el pequeño patio trasero.

—¡Úsalo en algo que valga la pena!

—Gracias, gracias....

—Me retiro.

Me despido y él me concede un gesto noble, aunque, no sé porque no se buscó un mejor trabajo que este. Vale, igual el hombre se ofreció ayudarme y eso es lo que importa. Me marcho llegando al punto exacto del vestíbulo y vuelvo a la universidad. Solo cuido de Blake, si bien no se ha atrevido a verme. Yo siempre estoy allí. A su lado. A pocos metros de ella, contemplándola. La rodeo entre la masa, se ve un poco despistada, pero lo más curioso es que no ha dejado de sonreír.

¿Será por el beso? ¿O quizá el que se haya entregado a mí?

Algo tan simple como eso merodea en mi cabeza, cuando mucho antes me parecía menudo polvo como cualquier otro.

Rhys Mitchell: El sabor del recuerdo [II] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora