37. Consistencia (1° Acto)

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¡Buenas noches!

Ya os había dicho que este momento llegaría.

El capítulo final comienza desde ahora. 

Ahora, disculparme por no ser muy constante. La verdad no la he estado pasando muy bien, pero ya es momento de sanar, de recuperarme. Con eso quiero decirles que la salud mental es muy importante. Por lo demás, los dejo disfrutar, aunque este capítulo les pondrá los pelos de punta- 

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Intro: Rosemary - Deftones

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Capítulo (37)

PRIMER ACTO



—Si ese es el caso, está bien.

Procuro buscar solidez en mi cuerpo y consistencia en mi respiración por muy adolorido que estoy. Lo que está, se queda en lo más profundo de mi memoria y los recuerdos yacen en una balanza. Yo me lo he buscado. Tengo la culpa de lo que sucede, por mi ambición y egocentrismo. He tenido que pisar fondo para darme cuenta. Para rebatir con la vocecita que me corroe por dentro.

—Tú firmaste tu sentencia de muerte.

Su tono helado brota en medio del caos y todo se sale de control. Por no decir que con un tiroteo, mi vida se desvanece entre mis dedos y no habrá más de mí. He caído y se siente como si lo hubiera visto en algún lado. Morir, vivir o sobrevivir. Solo veo la oportunidad de que lo haga. La locura con la que me mira. La rabia con la que atiza.

—Tomaste el camino equivocado.

—No, yo... solo elegí ser justo.

Recobro la voz que hace un instante no lo veía venir. Por consecuencia, todos los matices rojos se diluyen en mi interior y puede que no lo resista más de lo necesario. La herida puede escocer, pero es nada comparado a como me siento yo. Dentro de mí. Del error al horror.

—¿Justo? —ríe frotándose el mentón—. Tú ayudaste a un homicida, ¿eso te hace justo?

—Era... era... —balbuceo y, por desgracia, ya no siento más mis pies—. Parte del plan.

—Y fallaste.

Es un martirio verlo disfrutar y más si viene de mi padre. De la persona con la que me he involucrado. Con la que he fingido lealtad cuando mis intenciones han sido otras. Arrastrarlo por donde quiera. Hacerlo tomar de su propia medicina. Todos en algún momento tenemos que pagar todo el daño que hemos hecho.

—¡Acaba con él!

Lachlan le incentiva.

—¡Hasta nunca!

Aprieta el gatillo dejando que todo mi cuerpo se estremezca. Mi aspecto ya luce horrible. Lo primero que hace es mirarme y forzar la bala. Su expresión se alborota y la piel se le pone muy caliente. Atraviesa el matiz rojo que se ha desbordado de donde caí.

De manera inevitable aprieto los dientes y párpados esforzándome por ocultarlo. La luz se mece por debajo de la puerta al punto que crea conductas distintas.

La verdad es que no sabía que tanto podía doler. De no haber hecho nada, seguro mi destino habría sido otro. Saco en cara todo lo que he hecho.

No digo nada, simplemente ya no lo hago. Me veo como una pintura embellecida por la oscura tormenta que se funde con un suspiro eterno. Pero, para cuando alguien aparece detrás, sus labios se separan y su cuerpo se tensa logrando la atención de todos.

Rhys Mitchell: El sabor del recuerdo [II] +21 ✅Where stories live. Discover now