19. Tentación

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HI GUYS!

Algunos secretos se revelan, no os perdáis el capítulo que se pondrá mejor todavía.

Intro: I Know You Love To Fall - Message To Bears

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Besos ;)

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Capítulo (19)

TENTACIÓN


Está yendo todo a como yo quería, pero en vista de que no sé amar como debería ser, soy un caso perdido. ¿Y qué si ninguno se detiene? ¿Y qué si la quiero solo para mí? Eso, eso está a punto de suceder. Una dulce tentación que desata la demencia.

Mis manos se mueven sobre la parte baja de su cuerpo y nuestros labios están ligeramente pegados. Un beso esquimal que solo llegan a chocarse y que no van más allá de la locura. ¡Qué manera de agitar todas mis hormonas! Luce como aquel primer instante en que pasamos a vernos. Cortos mechones de cabello rosa le bailan en la cara y sus ojos soñadores van de mí hacia mis labios. Sus manos danzantes hacen un recorrido por todo mi torso como si se tratase de un museo histórico. Me busca y me tienta.

—Soy incapaz de apartar la mirada de la tuya —dice entre balbuceos.

—Todo esto es un puto drama que no debería haber ocurrido —Mi ingle se tensa debajo de su cuerpo y la miro tan profundamente que cuesta quitármela de encima.

—Pero es algo que no se puede contener.

Se mueve para adelante y para atrás alterando todas mis hormonas. Se ve que esto es mucho mejor que antes y, al no ser invencibles, se vuelve en algo irresistible. Nos dejamos querer un instante y escapamos de lo que nos mata.

—Ni aunque te detuvieras.

Pongo las manos en sus pequeños glúteos y sigo frotándolos de tal manera que me resultan familiares.

—Ni aunque me detuviera.

Se frota contra mí y menea las caderas.

—Ni aunque me odiaras.

Soplo los mechones de su corto cabello.

—Ni aunque te odiara.

Mi polla se ajusta en mis calzoncillos y, si sigue provocándome, me correré.

—¿Qué haremos? —Saco todo de mí y le tanteo con una sonrisa que tira de mis labios.

—¿Tú que quieres? —me devuelve el gesto.

—Uhm...

Lo pienso y no parece habérselo tomado nada bien. Ese gesto que me pone ya es mucho pedir, me cautiva cada parte suya, incluso si está tan enfadada que no desea verme y rescatar los buenos momentos que vivimos.

—Tu tiempo se va agotando —lleva sus manos a mi torso y se engancha en él.

—¡Eres solo un pequeño caparazón!

Con una sonrisa ladina paso hacia donde están sus tetas que me bailan en la cara y las froto con los labios por encima del karategi que deja ver su toque nervioso y su latente corazón. Agita las pestañas y la respiración le va demasiado rápido mucho más que hace un instante. Y por lo visto se fija en todas mis oscuras intenciones, a lo que me mira con una expresión perversa y sus dedos me levantan del mentón.

Rhys Mitchell: El sabor del recuerdo [II] +21 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora