Rhys Mitchell: El sabor del recuerdo [II] +21 ✅

7. Planes

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Intro: Daddy Issues - The Neighbourhood

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Capítulo (7)

PLANES

En definitiva, las personas cambian, unos para bien y otros para mal.

Y muchas veces vivimos odiando por el resto de nuestras vidas. Morimos y volvemos a renacer entre las cenizas. Buscamos el perdón eterno y nos percatamos que llegó el momento de aterrizar.

Soy de esas personas que quiere conseguir hasta lo más difícil. Pero la caída ha sido demasiada dolorosa y, de repente, me doy cuenta que ya es demasiado tarde para eso. La oscuridad acaba de forjar un nuevo camino para nosotros y los destellos de luz se acaban de esfumar. Recuerdo fragmentos que son capaces de destruir a cualquiera con una sola mirada y, el asunto es que, he vivido desafiando a la gente.

A la luz del día, salgo de mi pocilga, diré de la nueva habitación que me acaban de conceder. Digamos que estas paredes saben a lo que voy y tiene un toque más sofisticado. Le han hecho algunas remodelaciones y lo primero que hago es tocar mi guitarra para acordarme de lo bien que se sentía. Quiero que Blake aprenda a quererme de nuevo. Sé que lo hace pero está dolida y todo por culpa mía.

Toco la primera canción como si el viento tocara su cabello. Le demuestro que a pesar de todo la sigo queriendo. Creí que haciendo eso me olvidaría de ella para siempre pero veo que no. Blake ha dejado una marca imborrable en mí. Nadie podrá tomar su lugar.

Posteriormente me muevo tan deprisa y salgo fingiendo aquel gesto malicioso. Recorro los pasillos y entro a la habitación de Blake pero al parecer acaba de salir. Todo esto huele a ella. Una fragancia dulce que hace que pierda la razón. Me echo andar y desciendo los escalones solo para verla.

¿Cómo es que después de todo siga sintiendo algo en el pecho?

De villano paso a ser un héroe. Quién lo diría, aunque es muy poco probable, porque lo que sé, es que misericordia es lo que menos tengo por el prójimo. Y seguiré lacerando la herida hasta que no quede nada de esa persona.

Y ahí está la niña que cautiva mis ojos.

Me aparezco detrás de ella y su cuerpo pega un brinco. Es tan menuda y pequeña frente a mis ojos. Puedo aplastarla con mis manos y, por no mencionar que, acaba de verme con otros ojos como si odiara al mundo entero, algo así como yo. Por unos instantes no me habla, pero sé que eso será solo por un poco. Tiene un escudo contra mí y hace todo para que no me la vuelva acercar. No obstante, lo que hago es no rendirme, y al verla tomar la nutella de chocolate de la despensa, una sonrisa tira de mis labios y más cuando se lo unta en los bordes de los labios. Campbell acaba de notarlo y es tan dulce toda vez que frunce el ceño.

—¿Crees que tengo cara de tonta? —dice llevando una mano a su cadera.

—Tienes chocolate en los labios —Acorto la distancia y con el pulgar le limpio el resto de chocolate que tiene en los bordes. Ella se niega a verme y atrapa un poco de oxígeno.

—Un paso más y te golpeo.

Sus palabras son casualmente cuchillas para el alma. Sé que le molesta estar en esa misma posición y el hecho de que me la vuelva acercar de nuevo. Su aliento palpitante resuena en mi oído y una sonrisa pícara ensancha mis labios. La desafío a un nivel de extrema ansiedad y hago como si me encontrara en mi primera cacería. Deslizo mi mirada sobre sus labios y Blake se siente como una presa maldita.