Capítulo 24

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Mari.

Kanan es la mejor prometida del mundo que me pudo haber tocado. Me siento agradecida por eso. Ya que es una buena persona, amable, atenta, pero a veces siento una inmensas ganas de golpearla. Me doy cuenta de que ella trata de hacerme feliz y complacerme en las cosas que ella pueda, eso me lo demostró cuando le pedí que me dejará alimentarla como una mamá a su pequeño, cuando ella abrió su boca, y masticó felizmente la comida, la encontré bastante tierna. Pero vaya que le encanta molestarme. Bueno, esos sentimientos son mutuos.

Hablamos acerca de los grabados en las argollas, me hizo entender que podía tomármelo con calma y pensar detenidamente en ello, pero es que por más que piense no encuentro algo indicado que poner en ellas.

Además Kanan continua diciéndome hermosa, estoy comenzando a creer que es cierto.

Me tomó más tiempo de lo que creí elegir el atuendo que vestir para salir, de alguna manera, yo quiero que ella me encuentre atractiva, quiero gustarle, provocarla, y tentarla. Algo así como "me tienes pero no del todo", por eso cuando entré a la sala, y la vi mirándome detenidamente, me ruboricé, pude sentir sus ojos recorriendo mi cuerpo de arriba hacia abajo, me quedé ahí de pie, esperando alguna clase de halago o piropo, o su usual "estás hermosa", pero nada de eso pasó. En lugar de eso, volvió la vista a su celular. ¿Acaso había algo más importante que ver en esa pantalla que a mí?

Le exigí que me diera ese aparato, y oh sorpresa mía, le ha puesto patrón. ¿Por qué lo ha hecho? Antes no tenía, ¿Está ocultándome algo?

Cuando pedí que me dijera cuál es, supe que lo había hecho intencional, una M, la inicial de mi nombre, eres astuta Kanan, muy astuta. Y luego, sin querer, terminé leyendo los mensajes que ella y Dia se habían enviado.

Lo que más se me quedó de ese mensaje fue "Hermoso ángel, hermosos ojos, quiere llevarme al cielo"

No pude ni mirarla después de eso, estaba demasiado avergonzada como para ser capaz de hacerlo.

Dado a que quería comprar una camioneta, y yo estuve de acuerdo con su idea, fuimos a verlas, nos tomó algo de tiempo tomar la decisión, y ella al final termino cediéndome toda la libertar de elegir la que más me apeteciera. Creo que la que escogí fue una buena elección, el exterior era atractivo, pero discreto, el interior era cómodo, el motor no exigía demasiado y no contamina tanto el medio ambiente.

Tras firmar el contrato de compra-venta, a Kanan se le metió en la cabeza probar un Lamborghini.

En serio es fanática de la velocidad.

Dado que ella había llevado su auto, terminamos yendo en vehículos separados, Kanan venía tras mío, era raro conducir sin tenerla a ella cerca, ya me había acostumbrado a ser su copiloto.

Mi celular comenzó a sonar, coloqué el auricular bluetooth en mi oído derecho y contesté.

—"¿Sucede algo?" —le pregunté, se me hacía raro que me llamara, al igual y había pasado algo.

—"Yo... Sólo quería escuchar tu voz" —¿alguna vez han sentido que su corazón da un vuelco, se eleva hasta más allá de las blancas nubes y luego regresa a su lugar como si estuviera intacto? Bueno, algo así es justo lo que sentí cuando la escuché decir eso. —Así que, por favor, continúame hablando hasta llegar a casa.

Accedí a su petición.

Cuando llegamos a nuestro hogar, apareció frente a la puerta de la camioneta, la expresión que traía en su rostro se doblegó.

—¿Me extrañaste? Yo te extrañé. —lo dijo con tal sentimiento, como si pareciera que no nos hemos visto en un largo tiempo. Sus ojos llenos de ese no sé qué que me causaban sentir una extrema ternura, me hizo inevitablemente querer abrazarla.

ContratoWhere stories live. Discover now