Capítulo 12

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Al día siguiente del siguiente a ese, por fin había llegado el tan esperado y ansiado día de instalarnos indefinidamente, después de todo sí habíamos terminado contratando a personas para que se encargaran de dejar todo en orden, claro bajo supervisión nuestra. Les indicamos en donde queríamos cada mueble, del resto, como cuadros, objetos y adornos decorativos nos encargaríamos nosotras.

Una señora muy amablemente se presentó para ayudarnos a acomodarnos, también había traído obsequios con ella, unos en especial me habían sacado una enorme sonrisa, en verdad apreciaba el gesto que había tenido. Más tarde se presentó mi familia, llegaron justo a tiempo para cenar juntas, como si de una verdadera familia se tratase.

Mis madres estaban encantadas con mi prometida, por lo atenta que era, inclusive mi hermana me hizo el comentario de que le gustaría tener a alguien así como Kanan, y que ojalá hubiera sido ella la afortunada.

Habíamos pasado una excelente velada, mi familia se fue un rato después de haber cenado, ya que nos pusimos a platicar en la sala. Nos felicitaron por el buen gusto que teníamos al elegir muebles. Kanan las contradijo diciendo que el crédito era todo mío, mencionó que no era muy buena en eso de elegir muebles y que cuando eligió los suyos que tiene en su departamento, lo hizo inclinándose por el color negro y blanco, lo que causó la risa de todas.

Nos despedimos y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones deseándonos buenas noches.

Al entrar a mi habitación la observé detenidamente, ya no estaba esa horrible pintura, ni tampoco el desastre de manchas de pintura que Kanan y yo habíamos causado. Sonreí al recordar ese día, era tan divertido para mí molestarla.

Me di un baño, me puse mi pijama y me acosté esperando poder conciliar el sueño, pero no pude hacerlo, la habitación era linda, pero mirar fijamente aquél techo desconocido me hacía sentir un aire de nostalgia y melancolía. Es normal, es mi primera noche aquí, seguro que con el paso de los días terminaré acostumbrándome, pero mientras tanto...

Tomé mi celular, abrí la opción de mensajes y comencé a escribir. Dudé en si enviarlo o no, ya era tarde y seguramente ya esté en su quinto sueño, si era así no quería despertarla. Al final terminé enviándolo.

¿Estás dormida? —fue lo que escribí.

Sí... (。-ω-)zZz —su respuesta fue casi inmediata, también agregó un kaomoji durmiente.

Sonreí.

Muy graciosa. (¬_¬") —quise aparentar molestia.

Jaja, lo siento (シ_ _)シPero dime, ¿Qué pasa? ¿No puedes dormir?

No...

—Oh... ¿Debería ir a hacerte compañía?

Dejó los kaomoji, seguro se ha preocupado.

No será necesario. —escribí.

No me di cuenta de cuándo fue que me había levantado de mi cama y había salido de mi habitación, mucho menos cómo es que ahora me encontraba frente a la puerta de la habitación de Kanan.

La toqué dos veces muy quedamente y después la abrí, haciendo que la luz de la estancia entrara a su habitación.

—¿Puedo pasar? —pregunté, ya estaba casi adentro pero más que nada lo hice para que quitara esa expresión de sorpresa de su rostro.

—Adelante. —me dijo, ya estaba acostada, seguro ya hasta se iba a dormir... Perdona Kanan...

—¿Problemas para conciliar el sueño? —me preguntó mientras se recargaba en el respaldo.

—Algo así. —dije al mismo tiempo que caminaba hacia ella, me senté en el borde de la cama para luego dejar caer mi espalda. —Tu colchón es mucho más cómodo que el mío. —comenté de manera divertida, pero algo cansada.

—¿Quieres dormir conmigo entonces?

—. . .

No supe qué responderle, eso era algo tan... Quiero decir, sé que lo dijo jugando y que no tenía malas intenciones ni nada, pero de todas maneras no esperaba que me propusiera algo así, sin duda es más inocente de lo que parece.

Sonreí.

—O podría cambiarte el colchón. —me sonrió.

—Por ahora me conformo con la primera opción. —le dije arrastrando mi cuerpo hacia la parte de arriba, donde estaban las almohadas, junto a ella.

—¿Es en serio? —tartamudeó, quizá no esperaba que aceptara su propuesta, pero no me daría el lujo de rechazarla, además, aunque lo había dicho de broma, su colchón en cierto modo sí se sentía mucho mejor que el mío.

Terminé de acomodarme y me recosté totalmente.

Me dirigió una mirada de incredulidad, pero después también se acomodó.

Nos quedamos platicando durante un tiempo hasta que el sueño se hizo presente en nosotras.

—Siento que podría quedarme dormida en unos 20 minutos. —comentó.

—Yo en unos diez. —mis ojos se cerraban, no podía seguir forzándolos, a este paso quizá sería en menos de diez minutos.

—¿Crees que es buena idea dormir antes que yo? Ho ho ho —eso que dijo hizo que se abrieran mis ojos, en especial por la peculiar risilla que había dejado salir después.

—¿Eh? ¡Kanan! No digas cosas tan raras. —le dije golpeándola con una almohada.

—Sólo bromeaba. —se disculpó. —¿Echas de menos tu habitación? En tu verdadero hogar, me refiero.

—Más que la habitación, extraño la sensación de seguridad que me hacía sentir. —Aunque, si te soy honesta, la sensación que tengo ahora no está nada mal, de hecho, podría acostumbrarme a ella. —le respondí y me quedé dormida.

Kanan.

Yo también podría acostumbrarme... Más pronto de lo que debería.

Esa noche, a pesar del sueño que traía, no logré dormir absolutamente nada.












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ContratoWhere stories live. Discover now