Capítulo 11

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Al día siguiente la vi en el campus de la universidad, el rector personalmente le estaba dando un recorrido, eso era algo bueno pero hubiera preferido ser yo la que se lo diera, así tendríamos tiempo de calidad juntas.

—Creí haberte dicho que no fueras muy obvia cuando la vieras. —escuché una molesta voz junto a mí, era Dia.

—Y yo creí haberte dicho que no quiero disimular. —repuse.

—Pensaba que su belleza era debido al vestido y al exagerado pero bien distribuido maquillaje que traía en aquella ocasión, veo que estaba en un total error.

—Efectivamente, su belleza no se le atribuye a cosas tan vanas como esas. —pensé en voz alta, pues no tenía intención de decirlo.

—Totalmente de acuerdo. —dijo con una sonrisa típica de ella.

—Buenos días. —nos saludó de manera alegre.

—Buenos días. —respondimos Dia y yo.

—Mi nombre es Dia, la amiga y posiblemente la persona más cercana de Kanan. —se presentó, tomó la mano de Mari y la besó.

Rodé los ojos, no puedo creer que tan temprano por la mañana ya tenga activo su modo galante y conquistador. Ella era una buena persona, muy atenta y aplicada, trataba a todas las chicas como si de unas princesas se trataran, pero no salía con nadie, a pesar de que candidatas no le faltaban, aunque no me sorprendía, después de todo ella...

—Encantada de conocerte, mi nombre es Mari, soy la prometida de tu mejor amiga. —dijo y sonrió pícaramente.

Ese inocente, pero perspicaz comentario, hizo que Dia curveara sus labios y se formara una bribona sonrisa en ellos, mientras que yo, bueno yo no terminaba de asimilar lo que acababa de escuchar.

—El placer ha sido todo mío, estimada Mari. —le dijo. Luego se excusó con nosotras y se retiró para dejarnos a solas.

—Es bastante agradable. —comentó.

—Lo es. —le confirmé. —Y bien ¿Qué tal amaneciste?

—Bastante bien, pero no dormí mucho. —exhaló con cansancio.

—¿Por qué? —sonreí al ver cómo había dejado caer sus hombros.

—Ansiedad, me supongo.

Era comprensible, debía ponerse al corriente con las materias, acoplarse con los demás estudiantes, con los maestros, en fin.

—Préstame tu celular. —La forma en que me lo pidió me causó cierta gracia, porque ni siquiera era una pregunta, era préstamelo sí o sí.

—¿En serio vas a confirmar que tu fotografía siga ahí? —inquirí mientras lo sacaba del bolsillo de mi pantalón y se lo entregué.

—Por supuesto.

—Lo mismo hiciste ayer ¿no? Cuando fuimos a cenar y muy discretamente desbloqueaste la pantalla de mi celular. —era cierto, la noche anterior había puesto el celular sobre la mesa y ella deslizó su dedo por sobre la pantalla, le dio un vistazo y sonrió.

—Te dije que lo verificaría todos los días.

—No hay necesidad, en verdad no pienso cambiarla por nada del mundo.

—Lo sé.

Sonrió.

Mari.

Era mi primer día de clases, pero curiosamente tenía la sensación de que no era así. Kanan se había encargado de hacerme sentir cómoda y familiarizada con todo. Aunque en algunas clases no me tocaban con ella ya que estudiábamos carreras diferentes, algunas de las clases me tocaron con Dia y una chica llamada Riko, ambas son amigas de mi prometida, tanto ella como Riko me facilitaron mucho el entendimiento de éstas, ambas se mostraron muy amables y pacientes conmigo al mostrarme sus apuntes y explicarme las cosas en las que estaba perdida.

ContratoWhere stories live. Discover now