Capítulo 48

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Mari.

—Y entonces de Ucrania veremos ir a Rumania. —me decía, nos encontrábamos sentadas en el columpio de madera del jardín, observando la tablet donde estábamos planificando nuestras próximas y primeras vacaciones juntas. —Ahí podemos visitar el castillo de Drácula, ¿No te parece tenebrosamente romántico?

—¡Ay, sí! Nada mejor que visitar un castillo que tiene la fama de estar embrujado. —recalqué con ironía, y es que, a decir verdad, no soy una persona a la que le encanta ese tipo de cosas.

—Descuida, yo te protegeré de los fantasmas. —me dijo regocijandose. —Después de Rumania... —acarició su mentón, en signo de que estaba pensando. —Elige tú, hermosa Mari. —me dio la tableta para que apreciará mejor el mapa.

No demoré mucho en tomar mi decisión, ya que estábamos en esa parte de Europa creo que sería bueno, sí, definitivamente.

—¡Turquía! —dije señalándola en el mapa. —En Cappadocia, viajar en globos aerostáticos y con una vista impresionante. —ver la expresión que compuso en su cara me dio ganas de reír. —¿Por qué tienes la cara de "Ni de broma me pienso subir a uno de esos globos"?

—No, no es eso. —negó también con su cabeza. —Si eso quieres hacer, eso haremos. —lo que decía no concordaba para nada con los gestos que hacía.

—¿Te dan miedo las alturas? —le preguntó directamente, de ser así, la obligaría a subir con más razón.

—¿Qué? No, para nada. —respondió. —Lo que me da miedo es que se caiga.

—Tranquila, yo te protegeré. —dije, sonrió. Los papeles se habían invertido.

—Muy bien, entonces sería Ucrania, Rumania y Turquía. —asenti. —Serán unas vacaciones interesantes y divertidas. —dijo con un tono de hilarancia. —Es verdad, ¿Tus madres no tendrán inconvenientes?

—No lo creo, quiero decir, no tienen por qué. Eres mi prometida despues de todo.

Nos quedamos ahí sentadas, observando lugares turísticos que podemos visitar de cada uno de los lugares a los que elegimos ir. Veíamos fotografías de los paisajes y pensé, si así de hermoso se ve en una foto, en persona será todavía más hermoso e impresionante.

—También hay que probar la comida típica de allí. —dijo con un brillo especial en su mirada.

—Hablando de comida, deberíamos ir al supermercado a surtir alimentos y ciertas cosas indispensables. —le dije poniéndome de pie.

—Tienes razón. —se levantó. —Sólo deja voy a cambiarme que cierta personita me mojó toda. —reí.

En lo personal, me encantó el tiempo que compartimos en la camioneta, siempre terminábamos hablando de cosas sin importancia, o intercambiábamos puntos de vista sobre un tema en especial, en general, la comunicación entre ambas era bastante buena. Eso mostró que íbamos por el camino correcto en cuanto a nuestra relación.

—Esa canción me gusta mucho. —usualmente traíamos el radio encendido, con la música baja para escuchar nuestras voces sin necesidad de alzar la voz. Subí un poco el volumen.

—¿Cuál es? —se refería al nombre.

—Poker Face de Lady Gaga.

—Tiene buen ritmo... Lo que me recuerda, ¿Cuánto tiempo estuviste ensayando con las porristas? — preguntó.

—Desde un día después de que te fuiste, algunas de las porristas tienen clases conmigo y les preguntaron si podrían ayudarme, y estuvieron de acuerdo. Los ensayos variaron, pero a veces se extendieron 3 horas. La verdad no soy muy fan de ese estilo de música, pero a ti parecen realmente gustarte, y quería complacerte con eso. —Confesé.

ContratoWhere stories live. Discover now