Capítulo 44

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Me desperté más temprano de lo usual, hoy por fin volvería a casa. Agradecí a la ciencia y tecnología por estar tan avanzada, gracias a ello pude estar comunicada con Mari, pero vamos, no es lo mismo hablar con alguien a través de una pantalla cuando ya te has acostumbrado a sentirla en persona.

Alisté todas mis cosas desde la noche anterior, mis compañeros seguían dormidos, ellos se irían más tarde, incluso insistieron en que me quedara para irnos todos juntos pero me negué, no quería dejar pasar un minuto más de mi vida sin verla. Compré un boleto de avión a primera hora de la mañana, así le daría una sorpresa. Según me había dicho Dia, el profesor que les imparte las primeras horas de clase dijo que estaría ausente debido a que iba a dar una plática en un seminario organizado por la universidad. Afortunadamente el viaje había sido dentro del país, así que si me daba prisa, cuando llegué la encontraría dormida todavía.

El avión se fue rápido, o quizás no sentí el vuelo porque me quedé dormida el poco tiempo de éste duraba. Mi equipaje no rebasaba los límites, por lo que pude llevar conmigo y no documentarlo, sino que me habría tardado más.

Salí por la terminal y caminé hasta la sala de espera del aeropuerto, bostecé en más de una ocasión, iba caminando directo a la salida cuando alguien salió de la nada y me asustó, haciendo que retrocediera unos pasos atrás.

Era ella, por todos los cielos, era ella. Sonreí como tonta al leer el cartel que traía en sus manos "Estoy esperando por ti... Así que ven a mí" es lo que estaba escrito, quería abrazarla fuerte, en serio quería abrazarla, pero debido a que seguía sin creer que estaba ahí, mi cuerpo se había quedado inmóvil. Fue ella la que se acercó a mí y me abrazó. Mis brazos rodearon su cintura y apegué su cuerpo al mío, al respirar pude oler su esquisito aroma. Fue un abrazo prolongado, en serio había extrañado su tacto, su calidez, su fragancia, su todo. Se apartó un poco de mí y me entregó el cartel, era muy lindo, coloreado y decorado con stickers de corazones y una foto suya... ¡Waaah! Tengo una sonrisa de oreja a oreja que nada ni nadie me puede borrar.

—¿Sabes? Quería darte una sorpresa pero la sorprendida terminé siendo yo. —hablé, por fin.

—¿Te gusto? —me preguntó con una dulce sonrisa, mi corazón estaba brincando de alegría.

—Sí, me gustas. —respondí, sabía que no era eso lo que estaba preguntando pero ese rubor en sus mejillas yo lo echaba de menos.

—Mou~ —golpeó mi hombro. ¡Ah! Se sintió tan bien estar de regreso. —Hablaba de la sorpresa. —dijo, haciendo un divertido e increíblemente lindo mohín.

—¡Oh! Por supuesto que me gustó, gracias. —le acaricié la cabeza.

—Debes estar agotada, vamos a casa para que descanses.

—Yo tenía algo de sueño pero me siento recargada con sólo verte. —quería estar con ella, aunque fuera un poco ya que ella tenía que asistir a sus clases, yo todavía contaba con el permiso de ausencia así que podía dormir más tarde.

—Hay que ir a desayunar, entonces. ¿Te parece bien? —asentí, tomó mi mano y caminamos así hasta el estacionamiento donde estaba la camioneta.

—Yo manejo. —Dije de inmediato.

—De eso nada. —iba a decir algo pero no me dio ni oportunidad de hacerlo. —Ponte el cinturon y deja que tu prometida te guie.

—Puedes llevarme a donde quieras, siempre te seguiré. —expeté, mis palabras la hicieron sonreír, quizás soy demasiado simple pero con sólo ver su sonrisa, eso me basta para ser feliz.

Subimos a la camioneta, me acomodé de lado para mirar su perfil derecho. Lo he oído de muchas personas, que mi mirada es en extremo sincera y que reflejaba mis sentimientos en ella, así que al estar observándola con mis ojos le estaba diciendo "Te quiero", "Te extrañé", "Eres hermosa".

ContratoWhere stories live. Discover now