28 de Julio 2014
Era el día, el cumpleaños de la pelirroja más chiquita y bella de todas, los seis años de Alessa, me levanté temprano y corrí hasta donde mi madre para que me ayudará con el regalo de Lessa, se sorprendió al ver el oso y se reía, entre ambas lo bajamos y lo llevamos a la otra casa, cuando toqué salió Isabelle y se sorprendió al ver el oso pero yo me perdí entre sus curvas, venga no es fácil, iba en pijama y esa pijama era una bata, así nadie coordina, tragué saliva y el chasquido de unos dedos me hicieron reaccionar.
- Vengo a darle el regalo a Alessa – dije tartamudeando e Isabelle asintió –
- Esta en su cuarto aún, le diré que baje, pasen – dijo entrando a la casa y con ayuda del señor Gustavo entramos a casa –
- Hola mi niña, que bello regalo – dijo la señora Maru y la abracé, mamá también – ¿quieren café?
- Yo sí quiero – dijo mamá y yo negué esperando con ansías a la chaparra –Cuando la vi al comienzo de las escaleras estaba somnolienta y le llamé, cuando me vio se fijo en el oso y bajo corriendo tirándose encima de este y me reí feliz, luego se lanzó a mis brazos y la alcé para felicitarla.
- ¡Feliz cumpleaños chaparra! – dije eufórica y Lessa me abrazaba fuerte –
- Gracias – dijo emocionada –Me pidió que la bajará y corrió hacía sus abuelos, quienes reían junto a mi mamá y Lessa les hablaba de su oso, yo me sentía satisfecha, su sonrisa vale millones de oro, me despedí e hizo un puchero, me reí y le dejé mil besos en las mejillas, prometiéndole que vendría a su fiesta y asintió emocionada.
- Gracias – susurró Isabelle acompañándonos hasta la puerta –
- No hay que agradecer – ella asintió –
- Nos vemos luego Isa – dijo mamá y la pelirroja asintió sonriendo –
- Vale Pau – contestó a mamá –Cruzamos y entramos a casa, me llegó una llamada era Minerva quién me preguntó si podía llevarme al colegio y acepté, así que me bañé rápidamente y luego fui a mi clóset con una toalla enredada a mi cuerpo. Elegí una camiseta larga y un short negro rasgado, me puse unas vans negras con blancas y me maquille suave, bajé a desayunar y volví a subir para lavarme los dientes, me eché perfume, me arreglé el cabello en una trenza y estaba lista cuando sonó el claxon del coche de Minnie.
- ¡Adiós mamá! – grité en la puerta de la casa –
- ¡Cuídate! Y me avisas para buscarte – me gritó de regreso desde la cocina –
- ¡Vale! – dije y salí de casa –Sonreí al ver a Minnie apoyada del lado del copiloto, sonrió de lado y le saludé con un beso en la mejilla, suspiró suavemente y al alejarme la detalle mejor, llevaba una falda lápiz color marrón hasta las rodillas con abertura en la pierna izquierda, una blusa de tirante blanca y unos zapatos altos cerrados a juegos con la falda, maquillaje que hacía resaltar el gris de sus ojos, el cabello suelto ondulado en las puntas y un rojo intenso en sus labios.
- ¡Estás hermosa! – susurré y sonrió sonrojada –
- No más que tú – me respondió y me reí para entrar al coche –Miré a la casa de al frente sin querer y vi a Isabelle pasmada, sus ojos ni parpadeaban, por unos segundos nuestras miradas conectaron pero volví cuando Minerva entró al coche y sonreí. El camino fue tranquilo, cantábamos, nos reíamos, hablábamos de Arturo y la escuela, le dije del cumpleaños de Alessa y aceptó feliz de llevar a Arturito. Llegamos al colegio y nos despedimos, salí del coche y se fue.
- ¡Marie! – gritó mi mejor amiga cuando iba entrando al colegio –
- ¡Cecilia! – exclame dándome la vuelta y me fulminó con la mirada –
- Idiota – me dijo y llegó Paco alzándola. Me reí –Se veían tan tiernos juntos, giré para entrar e ir a mi casillero cuando la vi junto a la pelinegra, toda lo felicidad cayó al piso… de nuevo. Tenía mucho efecto en mí, un jodido efecto en mí que nadie más tenía y lo odiaba, caminé hasta la entrada y pasé por al lado de ambas, la risa de Isabelle se acabó y llegué a mi casillero.
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Mi vecina de al frente
RomanceNunca me había gustado nadie del vecindario, incluso la mayoría no me cae bien, excepto un par de amigos, con los que me crié, todo era hermoso, hasta que una mañana la vi llegar, tan imponente, tan divina, tan increíble. ¿El problema? es mi vecina...