2. ¿La ayudo?

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- ¿Vamos a sobrevivir a una invasión zombie? - me reí y mi madre me pegó en el hombro, me quejé entre risa -
- Traje lo suficiente para no quejarme al cocinar - dijo y rodé los ojos -
- ¡Vamos! - cuando estaba sacando las bolsas del coche llegó un coche blanco al frente -
- ¿Qué tal los vecinos nuevos? - alcé los hombros en modo de respuesta -

De aquel coche blanco que parecía un Mazda, sí, lo es. Salió un señor fornido, alto y con algunas canas en el cabello, tenía un traje azul puesto y se veía muy guapo, definitivamente son bellos los dos. Entré a casa y un rato después ya estaban todas las bolsas en la barra de la cocina. Mi madre cocinó mientras nos contábamos nuestro día y me reía de sus anécdotas en la reunión que tenía.

Nos sentamos a cenar y veíamos televisión, una serie de unos vecinos que siempre nos hace reír, luego de terminar de cenar nos pusimos a ver una película de Meryl Streep, siempre amaré como actúa esa mujer. Luego que terminó la película, mi madre me mandó a sacar la basura, mi deporte favorito, bufé y saque la bolsa. Al abrir la puerta el frío estampó en mi cara y tirité, maldiciendo por lo bajito.

Dejé la basura en el bote y cuando me giré y subí la mirada, estaba aquella pelirroja asomada en el balcón mirando hacía el cielo, por un momento bajó la mirada y puedo jurar que sus ojos son marrones, y que ella es una obra de arte, me sonrió y me perdí en aquella sonrisa, cuando salí del trance sólo pude ver la silueta de aquella bella mujer, algo me decía que iba a pasarme algo con ella y no era nada bueno, negué y entré a casa de nuevo.

Fui a la cocina y me lavé las manos, subí a mi habitación pero primero me despedí de mi madre, luego a mi habitación y me fui al baño para lavarme los dientes, estaba muy cansada y no sé de que si dormí todo el día pero estaba cansada, cuando me acosté, en cuestión de segundos me quedé dormida.

- Acércate - susurró y como buena sumisa lo hice -
- ¿Qué quiere? - susurré y sonrió malévolamente me agarró por el cuello -

Me levanté de golpe y la alarma sonó un segundo después, mi respiración estaba agitada y mi corazón latía desbocado, no sé que sucedió, ni quién era aquella persona, pero si sé que era una mujer.

- Alanys es tarde muévete - dijo mi madre detrás de la puerta y me acosté de nuevo -
- ¡Joder! Otro día más - dije para levantarme y hacer mi rutina -

Media hora más tarde estaba lista, hoy opté por un short blanco, una camisa manga larga con estampado de flores, unas botas negras y una chamarra a juego con la camisa, mi cabello suelto, un maquillaje suave y labial rojo, estaba lista. Agarré mi bolso y bajé para sentarme a desayunar, miré el reloj y me quedaba tiempo. Miré a mamá quién hablaba por el móvil, así era nuestra vida, ella siendo empresaria desde temprano hasta tarde y yo admirándola.

- ¿Lista? - preguntó mientras colgaba y miraba el móvil -
- Lista - subí rápido a mi habitación -

Fui al baño me lavé los dientes de nuevo, me eché perfume y bajé para agarrar mi bolso y llevarlo a mi hombro derecho. Salí junto a mamá y cerré la puerta de la casa al girarme iban saliendo los nuevos vecinos, saludaron a mamá y yo me quedé embelesada viendo a la nueva vecina, esto está mal, muy mal, me subí rápido al coche e intenté no mirar al frente, no sé que me sucede con esa mujer que no puedo dejar de verla y mi corazón late tan rápido que me duele el pecho.

- ¿Estás bien Ala? - preguntó mi madre y volteé a verla se veía preocupada -
- Si Pau ¿por? - pregunté luego -
- Te acaricias el pecho como si te doliese el corazón - fruncí el ceño y miré a la ventanilla -
- Estoy bien - dije por último y nos quedamos en silencio -

Llegué y me despedí de mamá para entrar al colegio otro día más, cuando entré saludé a Daniel quien me esperaba y luego llegó Paco junto con John y Sara.

- ¡Marie! - No le parto la cara porque la amo -
- Nunca falta tu humor negro de las mañanas - dije girándome y mi mejor amiga se reía -

Entramos a la instalación y fuimos a nuestros casilleros, hoy comenzábamos con "Francés" por lo que oímos había un suplente hasta que consiguieran nuevo profesor, significaba que por ahora estaba todo bien y teníamos tiempo libre. Entramos al salón y era un caos, niñatos todos, nos sentamos como siempre de últimos, Paco con Daniel, Andreina conmigo y yo obvio en la parte de la ventana, había un coche rojo deportivo que se me hacía conocido y no recuerdo de dónde.

El profesor suplente me sacó de mis pensamientos y empezó la clase o bueno la hora libre realmente y lo mejor es que eran dos horas, yo las agarré para dormir, el resto no lo supe muy bien. Luego que sonó el timbre y Andreina me despertó fuimos al cafetín allí nos reunimos aunque a Daniel lo llamaron los jugadores del equipo, se despidió de mí y se fue con ellos.

-¿Qué tienes Alanys? - miré a Andreina y volví mi mirada a mi café -
- No sé, no dejo de pensar en la vecina nueva - susurro -
- ¿Tienes vecinos nuevos? - asentí -
- Llegaron ayer, son increíblemente perfectos, hasta la niña - Nos reímos las dos -
- ¿Vamos al salón y me cuentas? - asentí y nos levantamos -

En el camino le iba contando todo, incluso lo del balcón y cómo me sentí cuando su mirada se conectó con la mía anoche, suspiré y entramos al salón, nos tocaba "Matemáticas" realmente no era lo mío, pero podía pasarla.

Ya iba saliendo de clase cuando Daniel decidió llevarme a casa y acepté, al llegar lo invité a entrar pero me dijo que no podía que tenía que llegar a casa, acepté y me despedí para bajarme y verlo irse cuando su coche se salió de mi campo de visión decidí entrar a casa pero ahora escuché un coche que al igual que ayer hoy también me asustó, volteé y estaba al frente aquel deportivo rojo de ayer.

La misma mujer bajaba del coche, llevaba un vestido negro bellísimo mangas largas, botas negras hasta dos dedos debajo de la rodilla, su cabello suelto y caminó hasta el puesto del copiloto donde salió cargando en brazos a la misma niña de ayer, estaba como full y mi bondad no me dejaba en paz, cuando se le cayó la cartera crucé la calle y me acerqué a ella.

- ¿La ayudo? - pregunté agarrando su cartera y ella sonreía -
- Gracias - llevaba lentes de sol pero igual intentaba mantenerle la mirada. Asentí -
- ¡Vamos! - le hice señas para que siguiera y simplemente sonreía -

Caminé detrás de ella y no podía quitar la mirada de su trasero, era un maldito imán, pero cuando se iba a girar subí la mirada y sonreí apenada, me pidió que buscará en su cartera las llaves, así hice y abrí, que confianzuda salí, me viera mi madre, me pidió que dejará la cartera en la barra y así hice, mientras ella acostaba a la niña en el sofá del living.

- Gracias señorita - dijo y asentí -
- No hay de que Vecina y bienvenida al vecindario - sonreí de lado y salí de casa -

Crucé a la mía y dejé mi bolso en el sofá, fui hasta la cocina y vi en el microondas una nota de papá, me dejó sushi y mis ojos se alumbraron al ver aquella cosa hermosa, amaba el sushi y él lo sabía. Luego de comer le llamé y le agradecí mientras él se reía y me mandó un fuerte abrazo. Me fui a mi habitación y me acosté aunque algo me pasaba, no dejaba de pensar en aquella pelirroja y venga, no me desagradan las mujeres, incluso me he besado con algunas incluyendo mi mejor amiga que fue mi primer beso, pero no es igual, yo tengo un novio y estoy bien así, pero llega esta mujer hermosa, diosa griega y no sé, todo es un caos total. Un rato después me quedé dormida.

Mi vecina de al frente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora