30. "El corazón es de quien lo hace latir"

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- ¡Hija baja! – exclamó mi madre y volví a mirarme en el espejo, suspiré suavemente –

Estaba lista, parecía un muñeco mal hecho o bueno una muñeca mal hecha, no sé que es peor si los golpes de Irina o este yeso de la hostia, jodido momento que me frene para verla y estar ahora con esto encima, escucho risas más no le termino de prestar atención, con poca dificultad salgo de mi habitación y ya adaptada bajo las escaleras lentamente.

- Lanys – gritaron desde el living y aquella pequeña pelirroja corrió hacía mí –
- Lessa – le dije sonriendo y agarrándola para abrazarla, mientras se pegaba a mi pierna buena y me reía – ¿Cómo estás mi niña? – le pregunto al estar a su altura, agradecí internamente tener un pantalón y no vestido –
- Ya casi cumplo años – la miro sorprendida –
- ¿Cuándo? – pregunto entusiasmada –
- el 28 de judio Lanys – dijo eufórica y me vuelve a abrazar lo que me hace reír –
- Espero estar invitada a tu cumpleaños pequeña – dije entre risas –
- ¡Si! – gritó feliz y me levanté mientras corría de nuevo al living –

Iba caminar hasta donde estaban las risas pero sonó el timbre y me acerqué a abrir, sonreí anchamente al ver a la familia Blake, Pablo me alzó por los aires y me reía mientras lo insultaba, luego me saludó Gin y finalmente el señor Franco y la señora Lucrecia, quien estaba más feliz que cuando nos conocimos, los hice pasar y Pablo me acompañó a llevar el vino que traían para la cena.

- ¿Cómo has estado tía? – me preguntó apoyándose en la barra –
- Jodida – nos reímos y el guapo asentía – estáis muy guapo hoy – me miró ofendido – ¿Qué? – me reí –
- Siempre soy guapo gilipolla – me reí más fuerte –
- Guarro – intenté insultarlo pero me miró pícaro –
- Y con Patrick aún más – hice una mueca de disgusto y negaba –

Volvimos al living lentamente y cuando alcé la mirada me quedé petrificada, no sé quien se parecía más a la pelirroja, si su padre o su madre o ella a ambos, definitivamente la hicieron con mucho amor, mi madre me presentó a los padres de mi vecina y finalicé hablando con el señor Gustavo, definitivamente es un hombre que sabe de todo y puede dejar maravillado a quien sea.

- Paulette – mi madre volteó a ver al señor Gustavo – te felicito tienes una hija maravillosa – alzó la copa de vino y sonreí sonrojada, miré a Isabelle y esta me miraba con un brillo que no le veía desde esa noche cuando estuvimos juntas en mi cuarto –
- Gracias Gustavo, es un honor para mí ser la madre de esta bella muchachita – me reí y la puerta volvió a sonar –
- Voy yo – dijo Pablo y todos seguimos en lo nuestro – la buscan señorita maravilla – giré la mirada y estaba Minnie con Arturo su pequeño quien corrió a abrazarme y me reí –
- Lanys no – dijo Alessa llegando hasta mí e interponiéndose entre Arturo y yo –
- Lessa mi amor te presento a un nuevo amiguito – Lessa se cruzó de brazo y le volteaba la mirada – mira ¿no te crees que puedan ser grandes amigos? – susurré en su oído y lo miró de reojo –
- Puede ser – susurró –
- Juega con él, quizá puedan ser grandes amigos – volvió a mirarlo y luego mirarme a mí –
- No me dejarás ¿verdad? – la abracé fuerte y sonreí –
- Tú eres mi pelirroja favorita – le dije y me abrazó más fuerte –
- Y ¿ella? – señaló a Minnie – también tiene el mismo color – me le acerco al oído –
- No, ella no es natural – le guiño un ojo y pone las manos en su boca de asombro y me rio –

Vi a Arturo irse a jugar con Alessa y sonreí satisfecha, mientras el señor Gustavo me halagaba por haber convencido a su nieta, algo nunca antes visto y me reí para levantarme con ayuda de Gin y Pablo, me disculpe y me acerqué a saludar a Minnie sólo que por respeto le di sólo un abrazo y un beso en la mejilla y así presentarla con todos.

- ¿Es tu novia? – preguntó la señora María Eugenia y la mire sorprendida, de reojo miré a Isabelle tomarse el vino de un trago –
- Quisiera yo, pero ella ama a alguien más – miré a Minerva quién sonreía sincera y tragué saliva –
- El amor es así, pero hacen linda pareja – dijo Gustavo ahora y miré a Isabelle quien se removió incómoda –
- Esta lista la cena – me salvó mi madre y suspiré aliviada –
- Te salvó la campana – me susurró Minnie y me reí negando –

Mi vecina de al frente Where stories live. Discover now