22. Una amiga más.

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14 de Mayo de 2014

-Alanys – escuché a Ana llamarme y me detuve – ¡Hey! – me saludó y sonreía de lado –
- ¡Hey! – devolví el saludo y le di un beso en la mejilla – ¿qué sucede? – pregunté luego –
- ¿Cómo estás? – la miré y asentí lentamente –
- Mejor y ¿tú? – respondí –
- Feliz de verte – sonreímos y arregle mi bolso en mi hombro – Quería preguntarte si ¿quisieras salir conmigo el viernes? – me dio ternura su nerviosismo y suspiré suavemente –
- ¡Vale! Pediré permiso – dije sonriendo de lado y ella asintió para darme un abrazo y alejarse de inmediato –

Me reí y me despedí, iba tarde para la clase de historia y por lo que supe de parte de Andreina y los chicos, había nueva profesora ya que la anterior tuvo que irse del país por problemas personales. Me sorprende que ya estamos casi a mitad de mayo, hace días opté por una beca en Yale, en Columbia y la Universidad de New York, las tres por dos carreras, Licenciatura en Literatura o Licenciatura en Francés, pensé tomarme un año pero he decidido querer irme y comenzar a estudiar de una vez.

- ¡Hey! ¿Todo bien con Ana Sofía? – preguntó Paco y asentí –
- ¿Qué tal tú con Andreina? – cerré el casillero y volteé a verlo, él bajo la mirada –
- Un hiena tiene más suerte que yo – me reí por aquella absurda comparación y miré mi reloj –
- Vamos se nos hace tarde – agarré a Paco de la mano y fuimos rápidamente al salón –

Como soy buena colega, me senté con Daniel quien feliz aceptó y dejé a Paco con Andreina, aunque esta última estaba pendiente de Luis y me provocaba darle una bofetada, esperamos a la profesora y cuando escuchamos unos tacones repicar, miramos a la puerta y por el umbral de esté se cruzó una alta y bronceada mujer con cabello negro y todos babearon, hasta la mismísima Andreina y rodé los ojos, sacó algo de su maletín negro y camino hasta la pizarra para escribir en grande y cursiva.

“PROF. FIORELLA HUMBOLT”

- Fiorella Humbolt – susurré lentamente y ella se volteó a vernos –

Iba a hablar cuando llegó el director Víctor y nos saludó, para así hacerle la presentación a la querida mujer que vestía una falda lápiz con abertura en la pierna derecha en Uve, una camisa manga larga con botones color blanca, unos zapatos altos negros, su maletín negro, el cabello era largo mínimo pasaba el brasier y aquellos ojos azules con aquella piel bronceada, este curso estaba muy ardiente y yo era la única helada.

Dos horas más tardes terminó la clase de la profesora nueva y fui hasta la cafetería, allí pedí un batido y fui hasta la mesa con los chicos donde empezó a unirse otra vez Daniel, según lo que nos contó terminó con Katherine Boquer, más no nos contó detalles del porqué y tampoco quisimos saberlo. Estábamos entre risas y malos chistes de John y Paco cuando mi mirada fue hasta la entrada de la cafetería, donde estaban entrando la tal Fiorella con Isabelle y me tensé, incluso apreté la mandíbula y sentí una mano en mi hombro y me sobresalte.

- ¿Todo bien? – susurró Sara y suspiré –
- Creo que no – susurré y ella estaba en silencio mirando conmigo la escena –
- ¿Quieres salir? – ahora que lo pregunta siento que se me va el maldito aire en este lugar –
- ¡Hostia tía! Sí, vamos – le supliqué y asintió –

Nos excusamos con los chicos y salimos hasta el patio principal del colegio, respiré hondo y cerré los ojos, una lágrima rodó por mi mejilla y no entiendo porqué pero un miedo se incrustó en mi pecho al ver ese par juntas, algo no estaba bien o no iba bien, lo presentía y me sentía ansiosa, miedosa, con ganas de llorar y Sara me abrazó, lo necesitaba muchísimo.

Agradecí que se acabaron las clases, me fui con John  y Sara hasta casa, se quedaron primeros y yo seguí hasta casa, cuando vi una moto parqueada cerca de mi casa y decidí aumentar el paso, ese tipo se me hacía conocido y me daba miedo, cuando iba casi llegando a casa se me atravesó Irina y sonreía malévola, yo tragué saliva y me quedé paraliza, otra vez no Dios mío, empecé a sudar frío y a temblar.

- ¿Miedo? – susurró acercándose peligrosamente y retrocedí unos pasos –
- ¿Qué quieres? Ya casi me matas – dije con temblor en la voz y reía, esta tía estaba jodidamente loca –
- Dile a los policías que dejen de buscarme y te irá mejor a ti o – puso una mano en su barbilla en modo de pensar y chasqueo los dedos – o la pequeña pelirroja de al frente que tanto quieres – sonrió, se cruzó de brazo y me le lancé encima –
- Con ella ni se te ocurra meterte – cuando le di la primera bofetada que le partió el labio inferior, el hombre de la moto me separó de la rubia –
- ¡Maldita! – gritó Irina al ver sangre en su labio y se acercó furiosamente hasta llegar a mi altura y el resto fue muy lento –

Un puño tumbó a Irina y el tipo que me agarraba se quedó tan impactado como yo, cuando alzamos la mirada estaba una furiosa Isabelle apretando los puños tanto como pudiese, el hombre me soltó pero ni por un segundo se acercó a la pelirroja, esta al contrario se montó encima de Irina y le pegó tanto como la policía lo permitió mientras no llegaba, sólo oí la moto ser encendida y marcharse, cuando vi a la policía llegar y separar a Isabelle de una Irina encharcada de sangre y con golpes en la cara.

- ¡Hey! – agarré a Isabelle de las mejillas y la obligué a verme – aquí estoy, estamos bien y ella estará presa – le susurré y fue cuando bajo los hombros –
- ¿Se acabó? – preguntó mirándome y asentí –
- ¿Señora? – preguntó un detective y lo miramos a la vez – ¿nos pueden acompañar a dar sus declaraciones? – asentimos y nos montamos en el coche de Isabelle –

Iba pérdida en mis pensamientos cuando llegamos a la estación, duramos un rato esperando y cada una dio su declaración, luego salimos, ya había caído la tarde y llamé a mamá para avisarle que ya iba a casa, estaba tan asustada y se calmó al oír a Isabelle, me subí con Isabelle y cada una iba en sus pensamientos, el silencio era cómodo.

- Gracias – susurré sin mirarla pero sentí su mirada en mí –
- Te prometí que te iba a cuidar y que te haría justicia – sentí su mano en la mía y me sentí en casa –
- Lo sé y eso te lo agradezco – dije y unos minutos después llegamos a casa –

Me acompañó hasta la puerta que enseguida fue abierta por mi madre quien se lanzó a mis brazos llorando y traté de calmarla detrás de ella estaba Fernando quien suspiró aliviado de vernos bien, luego mi madre abrazó a Isabelle y le agradecía mil veces mientras la pelirroja sólo negaba y abrazaba a mi madre, me despedí de todos y fui hasta mi cuarto, no tenía cabeza para nada, sólo quería bañarme y agradecer estar bien.

- ¡Mamá! – llamé ya que no se oía ninguna voz –
- Cocina – gritó mi madre y caminé hasta ella sin mirar atrás. Grave error –
- Madre, Ana Sofía me invitó a salir el viernes ¿me dejas? – mi madre volteó a verme y miró sobre mi hombro luego de ello escuché una copa caer al suelo y me giré a ver que sucedía –
- Perdón – dijo Isabelle sin quitarme la mirada y fruncí el ceño –
- Hija ¿esa Ana Sofía quién es? – preguntó mi madre y volteé a verla –
- ¿La verdad? Mi profesora de Biología – confesé y mi madre me vio sorprendida –
- Te quiero aquí a las 12 de la medianoche ni un minuto más muchachita – me apuntó con el dedo y sonreí asintiendo para darle un beso y abrazarla e irme corriendo hasta mi habitación –

Fui hasta el baño y me lavé los dientes para dormirme, necesitaba dormir mucho, sólo que mi sorpresa fue al salir cuando la pelirroja miraba mis fotos, mis libros y me apoyé del umbral de la puerta, me crucé de brazos, todo estaba en silencio y ella estaba ensimismada.

-¿Por qué ella? – preguntó y no entendí – ¿por qué salir con ella? – arregló la pregunta y asentí lentamente –
- No es nada del otro mundo, una amiga más – dije y caminé la habitación para arreglar la ropa que estaba esparcida en el suelo y ponerla en el ropero –
- No lo hagas – susurró y volteó a verme, sus ojos cafés me hipnotizaban –
- Ya acepté, lo siento – dije y se acercó a mí para agarrarme de las caderas y pegarme a ella –

Hasta el aire se me fue de los pulmones en ese momento y me odiaba por no tener las fuerzas suficiente para separarla de mí, ¿pero a quién engaño? Así quiero tenerla toda la vida, pegada a mí, nuestros labios estaban cerca, se rozaban y nuestras respiraciones se mezclaban, sus ojos estaban en mis labios y los míos en los de ellas, delineó cada parte de mi rostro con sus dedos, pasó una mano por mi nuca y me terminó de pegar a ella… Isabelle me estaba besando.

Mi vecina de al frente Where stories live. Discover now