Capítulo 47

1.4K 114 4
                                    

Alessandra

Ya ha pasado dos semanas, desde que me desperté de mis heridas.

No he parado en ningún momento, claro que mi madre siempre estaba encima de mí, vigilándome para ver que hacia. Cualquier excusa la servía para volver a meterme en la cama, o incluso quitarme el ordenador cuando trabajaba desde ahí.

Pero no solo ha sido mi madre, para mi sorpresa, Azriel quien ya ha aprendido donde se encuentra mi despacho, me ha regañado por no estar en la cama y me ha arrastrado con él a tumbarnos juntos. Seguramente mi madre estaba alineada con él.

Físicamente, estoy horrible, no he podido entrenar como yo quiero. Aunque por las noches me escapo de la cama como si fuese una adolescente, pero en vez de ir de fiestas a emborracharme, me voy de fiesta al gimnasio.

No he podido hacer mucho, pues llegaba un punto donde tenía punzadas de dolor leves, las cuales las tomaba como una alerta.

Prefiero que sea un dolor leve a que más tarde pueda ser otra cosa peor.

Azriel no ha dejado de preguntar por Iván, y la verdad es que yo tampoco se nada al respecto. Me cuesta admitirlo, pero una parte de mi echa de menos las discusiones que teníamos entre otras cosas.

Del resto del equipo no se nada. Y ellos solo saben que he sido dada de baja temporalmente nada más, así que no tienen que sospechar puesto que me he ido a mi lugar de origen.

Que en parte es verdad según la perspectiva de donde estés viendo el asunto.

Alzo mi vista al escuchar un gruñido, pues en casa no tenemos mascotas, pero al parecer ahora tengo una.

—Estas gruñendo como un animal— digo.

—No un animal. — responde

Azriel se acerca a mi enfadado. No se porque, de la nada, todos estamos igual de sorprendidos, pero ha comenzado a hablar mejor. El medico le miro y dijo que todo estaba bien.

—No estabas jugando con Isabella.

—Sii, ella escondida yo aquí.

No puedo evitar reírme ante su respuesta.

—Cuando se entere te va a regañar.

—AAAzzrieeelll— grita ella por toda la casa.

Al escucharla los dos nos reímos, y le escondo debajo de mi mesa entre mis piernas.

—Ale, perdona por interrumpirte ¿Has visto al pequeño? — niego con la cabeza.

—¿Ha pasado algo?

—Noo, todo esta bien no te preocupes. Estamos jugando al escondite, te dejo que voy a buscarle antes de asesinarle. — dice esto ultimo riendo antes de irse.

—Ya puedes salir se ha ido. Tengo que terminar unas cosas y ya soy toda tuya ¿vale?

Él asiente y antes de irse me da un beso.

Al poco rato llega Adrián que sin previo aviso se sienta, en delante de mí.

—¿Cómo vas? — me pregunta

—Bien, tenemos que hablar tu y yo.

Me mira atentamente.

—Llevamos buscando durante dos semanas todo lo que ví esa noche. Tenemos un posible lugar, creo que tenemos que atacar.

—Ale, no estas en condiciones de ir.

—No te estaba pidiendo permiso. No me voy a quedar en estas cuatro paredes, parada de brazos cruzados mientras tu sales.

InfiltradaWhere stories live. Discover now