Capítulo 34

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Iván

Esta semana se me ha pasado muy rápido organizando todo para esta noche, casi ni he salido de mi despacho.

No me ha dado tiempo de ir a casa de Sofía para estar con Azriel, pero que no se preocupe. Porque este fin de semana se va a cansar de mi.

La verdad es que ese niño es un encanto, es una pena que en este mundo haya gente que trate así a niños pequeños.

Pero a él no le faltará nada mientras viva. Nunca he estado en esta situación donde en una misión tengo relación con uno de los rehenes. Siempre se han encargado otros de los rehenes, y yo me he centrado en lo que buscábamos en la misión, lo que suele ser papeles, personas o cosas que les delaten.

Pero ver aquel niño asustado de Sofía, en las condiciones en la que estaba, rompe el corazón a cualquiera. Aunque sea el mayor capullo de la historia con todo el mundo, me es imposible serlo con él. Porque ya con la poca edad que tiene ha demostrado suficientemente, que es un valiente.

Y me da a mi que este niño esta predestino a hacer grandes cosas, es demasiado listo y muy atento. Cuando Sofía esta haciendo cosas en casa, a veces se para a mirarla y a estudiarla, cuando juega lo hace como si estuviese estudiando todo.

No se, por lo que ha pasado, pero estoy seguro de que nunca lo olvidará y eso le convertirá en un gran hombre. Y yo pienso ayudarle.


Volviendo a mis tareas, miro el reloj y me doy cuenta que en 10 minutos comienza la reunión, recojo mis cosas y salgo a la sala de reuniones.

Una vez que llego allí me encuentro solo a Sofía en su sitio mirando su ordenador. No se ha percatado de mi presencia, su mente esta sumergida a la pantalla.

Me quedo en mi sitio observándola detenidamente, sus pestañas largas, esa nariz redondita y esos labios carnosos. Si tuviese que hacer un ranking con todas las mujeres que he estado, ella estaría la primera de todas.

Hay que estar muy ciego para decir que Sofía García no es nada guapa. No es la típica tía que se ha inyectado plástico en la cara, es guapa de naturaleza. Lo que la hace ser aún más peligrosa.

Ella es consciente de su aspecto y lo usa a su favor para lograr lo que quiere, es una chica con un carácter fuerte, no es nada sumisa, lo que hace que me ponga más.

—Se le cae la baba General— dice con una sonrisa pícara sin mirarme.

Me dirijo hacía donde ella esta.

—Que pasa, no te funciona la cabeza para contestar. Espera, ya lo entiendo, tu eres como un animal, solo piensas con la polla. — pone los ojos en blanco— Siempre sois iguales.

Muevo su silla, dejándola enfrente mía, sus ojos me miran desafiándome. Una de mis manos va a su cuello y la otra se acerca a su entrepierna. Me acerco a su oído.

—No te quejabas el domingo cuando estabas saltando sobre mí, gimiendo mi nombre. Si yo soy un animal que solo piensa con la polla, pobre de ti. Que callo en la trampa del lobo y bien que le gusto y lo saboreo entero.

Me alejo de ella, y justo se abre la puerta dando paso a Matías. Quien al verme con los brazos cruzados al lado de Sofía se sorprende.

—No me jodais que estabais haciéndolo antes de la reunión.

—¡NO! — decimos los dos a la vez.

—¿Vosotros creéis que nací ayer?

—Piensa lo que quieras— le dice ella antes de volver a su ordenador.

InfiltradaWhere stories live. Discover now