Capítulo 18

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Alessandra

Estoy a punto de salir del baño, para irme a mi apartamento, cambiarme y comer con mi familia. Cuando de repente escucho un golpe seco. Salgo corriendo al dormitorio de Iván, y me lo encuentro golpeando a la pared.

¡Que narices le pasa a este!

—¡Para! Vas a romper la pared— le digo.

Pero sigue concentrando, me ignora, es como si solo existiese la pared. Me acerco a donde esta, siendo consciente de que me puede dar un golpe en la cara, pero según pongo mis manos en su hombro, lo llamo por su nombre, para.

Me pongo entre la pared y él, y mis manos van a ver las suyas.

—Eres un burro, como se te ocurre hacer eso. — le digo examinando sus nudillos, los tiene completamente ensangrentados.

—Vete de una puta vez— me dice con los manos en forma de puños.

—Solo quería ayudarte desagradecido— suelta una carcajada.

—¿Ayudarme? ¿Quieres ayudarme? — me quedo quieta mirándole en mitad de su dormitorio— Ayúdame buscando porque cojones las propiedades que teníamos que examinar el lunes han sido quemadas.

Esto si que es una buena forma de empezar el día. Ese es mi equipo jodiéndote en la puta cara.  Pero no puedo expresar emociones, tengo que fingir.

—No tiene sentido— le respondo.

—Ya se que no tiene puto sentido. Su detención no se ha hecho oficial. Nadie tiene que saber que los Rossi están acabados

—Iván, estas implicando una cosa muy seria. Tenemos que estudiar el perímetro, las horas previas al fuego, antes de llegar a esas conclusiones. ¿A que hora sucedió?

—Ese es el puto problema deshabilitaron todas las cámaras la mitad de la noche. — me dice llevándose sus manos a su cabello.

—Escúchame, ahora mismo no podemos hacer nada, hasta que la científica estudie todo  ¿me equivoco? — niega con la cabeza— Tenemos que descansar todos hoy, no tiene sentido estar agobiados con los brazos cruzados. Mañana nos pondremos a tope con esto y encontraremos una explicación.

Me mira fijamente, y me da la espalda para dirigirse al baño.

—Ya sabes donde esta la puerta— dice marchándose.

Termino de coger mis cosas y antes de irme le tengo que dejar claro una cosa, a pesar de que este hablando a una puerta.

—Gracias por el polvo, no ha estado tan mal, tienes que mejorar algunas cosas— escucho pasos hacia la puerta y rápidamente me dirijo hacia la salida, siendo consciente de que él esta detrás de mío. — Recuerda esto solo ha sido un polvo de una noche, no te vengas arrastrando que darías mucha pena. —Y antes de que pueda contestar pego un portazo dirigiéndome al ascensor para marcharme.


Le doy a la planta baja, para irme, pero no soy consciente de todo lo que hay a mi alrededor. Solo me centro en todos los pensamientos que me vienen a mi mente. Los hombres de anoche, el baño y esta mañana. No puedo evitar poner una sonrisa en mi cara.

Se abren las puertas del ascensor, salgo y me quedo parada embobada mirando a mi alrededor.

—Señorita García buenos días— me dice el portero.

No me lo creo, no puede ser, anoche no estaba tan borracha como para no reconocer mi propio edificio.

Esto no me puede estar pasando. Me dirijo al ascensor y le doy a mi piso.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora