Capítulo 7

2.3K 172 4
                                    

Me ha hecho correr durante 4 horas, son las 18:00, no he comido, de la furia que tengo soy incapaz de notar el temblor de mis piernas por tanto deporte.

Me voy a mi habitación a ducharme, para luego ir directa a la cafetería porque me muero de hambre y luego ir al despacho para terminar cosas de la misión de mañana.

Los Rossi, nos han jodido el negocio muchas veces, son sucios y traicioneros. Vendían a personas en subastas e iban a nuestros locales de lucha para posibles compradores.  Estuvimos matando casi todos los días a cada cerdo  que intentaba entrar en nuestros locales.

Hasta que aprendieron la lección.

Conseguí capturar a uno de sus socios más importantes,  fue demasiado sencillo, iba metido de coca o de cualquier mierda de esas hasta el culo. Desde mi punto de vista, es una pena destruir tu vida por unos polvitos. La vida es bonita y hay que aprovecharla de la mejor manera posible, para mí a través de la mafia.

Le llevamos a uno de nuestros almacenes, para que le pudiese torturar hasta que cantase todo lo que sabía.  No pude divertirme nada con él, las drogas le habían afectado tanto que con tan solo apuñalarle la pierna empezó a contar todo. Pero no pasa nada, ya tendré más ocasiones para pasarlo bien.


Mi papel en la misión es sencillo, lo único que tengo que hacer es en vez de llevarle a una habitación pensando de que vamos a follar es ir a su despacho. Nunca podemos subestimar a nadie de la mafia, por más tonto que parezca siempre puede guardar un truco. Y con más razón si hay dinero por medio.

Una vez que termino de repasar todo, soy incapaz de meterme en mi cuarto. Estoy muy cabreada con Iván como para meterme a dormir, por lo tanto solo existe una opción para despejarme. Necesito entrenar, pero no aquí.


Cierro la puerta de mi despacho para ir directa a mi habitación y cambiarme por ropa de calle, me preparo una mochila con todo lo que necesito. Aquí nadie sospecha, por lo que cojo las llaves de mi coche para salir de aquí .

En ese sitio soy incapaz de hacer lo que realmente quiero, lo que mi cuerpo necesita. La sensación de adrenalida es la mejor del mundo, el sabor de la sangre por tus labios. Eso es lo que necesito, esas sensaciones para mi son droga de la buena.


Aparco mi coche en un callejón, como tengo los cristales tintados nadie me puede ver asi que abro la bolsa con la que he salido.

Una vez lista salgo del coche, y me dirijo a mi segunda casa. Llamo a la puerta que se sitúa en un callejón, la toco dos veces, y se abre una rendilla por la que me observán. Según me ven me abren la puerta permitiéndome el paso. Aquí siempre seré bienvenida.

Bajo las escaleras, observando el panorama que hay ante mi.

A mi izquierda una barra enorme con gente bebiendo y haciendo apuestas, y a su alrededor todo lleno de mesas donde poder beber y ver a través de la televisión lo que pasa al otro lado del local.

Empiezo a avanzar evitando la zona repleta de gente, en unos instantes estaría allí asi que para que ir antes, si me tengo que preparar.


Me dirijo a los vestuarios que se encuentran a los laterales del local. Una vez dentro dejo mis pertenencias.

—Bueno, pero mira a quien tenemos aquí la principessa. — me giro y me pongo enfrente de ella.

—Roxy, espero que no vengas a joderme la puta noche. — me sonríe, la devuelvo la sonrisa y al isntante nos estamos abrazando.

—Que haces aquí Ale, tu padre nos dijo que no estarías por un tiempo por aquí ¿Todo esta bien?

—No te tienes que preocupar todo esta bien. Solo que, necesitaba despejarme urgentemente.

InfiltradaWhere stories live. Discover now