Capítulo 37

1.5K 118 5
                                    

Alessandra

Llamamos, pero no hay respuesta por lo que Alonzo me mira con cara de que hacer. Pero como de costumbre, a mi me da igual todo y entro sin permiso.

—Esto tiene que ser una broma—dice Alonzo.

No esta en su despacho, por lo que decidimos esperar unos minutos más, hasta que aparecen Akila junto a Matías.

—Oye, crees que gritará mucho — pregunto.

—No lo sé, porque lo dices. — me responde Matías.

—Porque no me apetece que se levante por los gritos de ese cavernícola. —digo mirando a Azriel.

—Repite eso. — dice una voz ronca.

Me giro y le veo en la puerta de su despacho. Tienes ojeras, por lo que presiento que no ha dormido en toda la noche. Su cuerpo se encuentra en tensión, como si estuviese preparado para atacar.

Sus ojos van de mi, hacia la pequeña figura que hay en el sofá durmiendo.

—La profesionalidad donde la tienes— me dice acercándose a mi.

—Iván relájate que la escuela no abre a estas horas. Que esperaba que hiciese ella— dice Akila en un intento de defenderme.

—Lila.

No me da tiempo a reaccionar cuando coge al niño y desaparece con él para dárselo a su secretaria.

Puedo ver desde el despacho como ella se queja ante él, pero no le importa y le da el niño en los brazos y se dirige de nuevo al despacho cerrando la puerta.

No dice nada más, hasta que llega y se sienta en su silla, nos mira fijamente y todos nos sentamos, como no hay suficientes sillas Alonzo y yo nos vamos al sofá y la pareja a las sillas en frente de Iván.

Por lo menos desde aquí no estoy sola, y me puedo sentir como en un cine. Pero viendo una película de terror.

Nadie dice nada, todos le observamos.

—Y bien. ¿Nada que explicar? — pregunta ansioso. — Vosotros elaborasteis el plan ¿Tengo que asumir que mis propios tenientes me han vendido?

—Para. Aquí ninguno de nosotros te ha traicionado, nos hemos currado muchísimo para que esto saliese a la perfección. Tendremos que revisar cada soldado y ver su expediente. —le contesta Alonzo.

Comienza a reírse y puedo ver de reojo como Alonzo se sorprende ante su reacción.

—Y ¿Ya esta? Joder— dice dando un golpe en la mesa. — Quiero a la rata que ha hablado esta tarde.

—¿Estas de coña? — digo poniéndome de pie— No puedes pensar que las cosas se hacen así de rápido y bien.

—Quien coño eres para cuestionarme. Abre la boca una vez más y te vas de aquí.

—Vamos a calmarnos—dice Alonzo poniéndose delante de mí.

Me agarra del brazo y me lleva otra vez para que nos sentemos.

—Vamos a pensar Iván. No podemos hacer todo para ya, porque las cosas van a salirse de madre.

—Ni una sola palabra de aquí. Cada uno de vosotros revisareis a vuestro equipo, nadie confía en nadie. Y como ocultéis a quien coño nos jodido, vais a tener un problema.

Todos asentimos ante su orden.

—¿Qué han dicho los técnicos? —pregunta Alonzo.

Puedo notar como mi cuerpo se vuelve completamente rígido, pues me intuyo a que se están refiriendo.

InfiltradaWhere stories live. Discover now