Capítulo 44

1.3K 130 2
                                    

Alessandra

Miro a mi alrededor, estoy a oscuras. La puerta se ha cerrado de golpe, intento concentrarme en los sonidos que hay a mi alrededor, pero soy incapaz de percibir algo.

Preparo mi arma con la escasa munición restante, poniéndome en posición de ataque, hasta que de la nada las luces se encienden de repente, corro hacia una de las esquinas para cubrirme.

Me asomo para ver si hay alguien, y es ahí cuando le veo y salgo corriendo.

Según llego hasta Azriel mis rodillas impactan en el suelo y mis brazos le pegan lo más cerca de mí.

En cuanto estamos juntos el se pega aun más a mi cuerpo, y comienza a llorar.

—Shhh, ya esta. Te prometo que te voy a sacar de aquí.

—Eso lo tendremos que ver— dice una voz.

Me giro para ver el origen de su procedencia, he estado tan centrada en Azriel que no me he dado cuenta que estoy rodeada por un grupo de hombres con traje y pistolas.

Claramente estoy en desventaja.

Dos de esos hombres se apartan, dando paso a uno de ellos, lo que me indica que él es quien esta al mando. Cuando puedo ver su cara perfectamente, soy incapaz de reconocer quien es.

—Lo siento por los inconvenientes. Pero a mi jefe le gusta hacer las cosas a lo grande— dice con una sonrisa pícara.

—Quien coño es tu jefe— pregunto de forma directa.

—Lo sabrás, a su debido tiempo. No seas impaciente Alessandra.

Y según dice esa última palabra me quedo congelada, como narices sabe quien soy.

Espero que Iván siga encerrado, porque como haya escuchado ese nombre todo se va a ir a la mierda.

—No tienes que preocuparte. No te puede oír— me dice leyendo mis pensamientos— Debo de admitir que estoy asombrado, nunca pensé que Massimo tendría los cojones para cargárselo.

—Quien coño eres— digo cabreada.

Se acerca a mí, y se pone de puntillas para intentar quedar a mi altura, pues yo sigo en la misma posición sujetando a Azriel.

—Si te lo digo, el juego no sería divertido ¿No crees?

—Te prometo, que cuando descubra quien eres vas a suplicar que te mate.

—Mmm, si. Uff esa vena Russo.

Se acerca a mí, y noto como detrás de mi cabeza hay una presión por el gatillo de una pistola. El hombre se acerca a mí, se encuentra a escasos metros, por lo que agarro a Azriel aún más fuerte.

Su mano se levanta y se para hasta que roza con mi cabello. Sus dedos comienzan a deslizarse, hasta que llega a mi mejilla.

No dejo de mirarle a los ojos, debido a la situación en la que esto soy incapaz de defenderme, pero lo pagará. Quien es este para tocarme con sus sucias manos.

—Tan bella como imaginé.

—Dime eso a la cara, cuando estemos igual de condiciones. — le digo con furia.

Comienza a reírse.

—Tu sigue así, que me las estas poniendo más dura.

Según dice eso me tira del pelo provocando que eche mi cabeza atrás, me preocupo por Azirel quien se encuentra en medio de esta situación y que yace ahora dormido en mis brazos.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora