Capítulo 32

1.8K 120 8
                                    

Alessandra

Me levanto y me dirijo a la cocina a comer, en el camino no encuentro a nadie. Cuando llego, abro la nevera y al cerrarla me asusto al ver a Isabella.

—Joder que susto.

—Era necesario, se te veía tan ausente— dice riéndose.

—La próxima vez que casi me provoques un ataque vas a tener un problema.

Me siento en la encimera mientras me dedico a beber zumo.

—¿Qué haces aquí tan pronto?

—Ale, has visto que hora es— niego con la cabeza— son las doce de la mañana.

—Pues eso, muy pronto. ¿Sabes donde esta mi padre?

—Estaba en el jardín con mis padres y tu madre. Yo te buscaba por si querías entrenar.

—Voy a preguntarle una cosa a mi padre y luego veo.

Ella asiente con la cabeza y nos dirigimos las dos. En el camino veo como va vestida y luego pienso si me he vestido, y es cuando me doy cuenta de que he bajado según me he levantado. Así que debo de tener unas pintas horribles.

—¡Qué te he dicho de estar por casa así! — dice mi madre según me ve.

Al escucharla pongo los ojos en blanco e ignoro su comentario para sentarme al lado de mi padre. Según me siento, él me sonríe, dejo el vaso en la mesa y me acerco más a él para darle un beso.

—Veo que has dormido bien— dice Antonella riéndose.

—La verdad es que según apoyé la cabeza en la almohada caí en un sueño profundo. Necesitaba descansar así, ha sido una semana dura.

—Bueno eso es normal— dice Angelo riéndose.

—Habéis pensado algo— digo antes de dar un sorbo.

—Que te gustaría hacer. — según dice mi padre eso le observo.

Me gustaría hacer muchas cosas con él, hay que castigarlos y enseñarlo al mundo que a nuestra familia no se la jode. No puedes hacer algo y salir con la tuya.

Mi mirada se dirige de mi padre a mi madre y Antonella, elevo una ceja a mi padre para que se de cuenta que lo que quiero no puedo decírselo delante de ellas. Mi madre no toleraría este tipo de cosas, son las cosas que no le gustan.

Mi padre se da cuenta de mis intenciones y consigue convencer a las dos para que se vayan.

—No podemos matarle y enviar el cuerpo. Es muy aburrido. — Isabella abre los ojos al escuchar mi respuesta, pero los dos hombres me miran con la ceja alzada.

—Esto no es cuestión de divertido o aburrido, tenemos que matarlo y enviar un mensaje a todo el mundo. — dice mi padre apoyándose en el respaldo de la silla

—Permíteme que te interrumpa papá. Como tu has dicho, todo el mundo. No sabemos quien es el hijo de puta que puso eso, así que yo digo de mandar trozos de él a cada mafia de Italia. Para mostrarles que hacemos con las ratas que se meten en nuestro territorio.

Nadie dice nada, se quedan estudiando y reflexionando mis palabras.

—Eso es lo que yo haría padre. Pensarlo y toma la decisión que quieras, yo siempre te apoyaré— me levanto y le doy un beso en la cabeza— Isabella y yo nos vamos a entrenar antes de comer. Os veo en la comida.

Me despido de Isabella para vestirme, hemos quedado en 15 minutos en el gimnasio. Subo a mi habitación, me lavo los dientes y cojo unos pantalones y un sujetador deportivo.

InfiltradaWhere stories live. Discover now