Capítulo 40

1.6K 122 6
                                    

Alessandra

Noto como su respiración es más tranquila, por lo que me aparto de él intentando no levantarle, le doy un beso en la mejilla y me marcho sigilosamente.

Según se cierra la puerta, me dirijo hacia la cocina. Para mi sorpresa no estoy sola, todo el mundo se encuentra en la mesa callado.

Desde que escuchamos a mi padre y Angelo discutir en su despacho, nadie ha hablado del tema. He intentado que alguien me explicase la situación, pero he sido completamente ignorada.

Cojo un vaso de agua, y me despido de ellos.

No voy a hacer ninguna tontería hoy. Estoy cansada de estos últimos días, no puedo rendir si mi mente no descansa, por lo que vuelvo a la misma habitación.

Y caigo en un sueño profundo, nada más arroparme.

Me levanta el sonido de alguien hablando, pero no soy capaz de localizarlo. Cuando abro un ojo y me giro, es cuando me percato de la situación. Azriel esta mirando videos en la Tablet, seguramente Isabella se lo regalo y le enseño a usarlo.

Espero que esto no provoque adicciones a esa cosa, no necesito tener más problemas a mis espaldas.

Me doy la vuelta para coger el móvil, pero un peso se posa en mi pecho muevo mi vista y le veo.

—Buenos días, campeón. —digo dándole un beso.

—Mamiii. Tengo hambee.

—Venga, vamos a desayunar.

Cuando bajo junto con Azriel, este sale disparado nada más ver a Angelo, pero yo me quedo parada a pocos metros de él, esperando a que me diga una buena noticia.

Mi madre aparece y le acompaña a desayunar, dejándonos a nosotros dos solos.

—Por favor— le digo esperando ver alguna noticia buena.

Pero sus ojos no delatan ningún destello, sino que me transmite pena.

—Discutimos y no ha salido de ahí en toda la noche.

Ante su respuesta no puedo evitar echar mis manos a la cabeza, no puedo permitir que esto este sucediendo.

—Tu te encargas de él, yo del resto. — asiente ante mis palabras.

Subo hacia mi habitación para ducharme y vestirme. Opto por un outfit cómodo, pues el día de hoy va a ser muy intenso. Pantalones negros con un top rojo y unas botas.

Salgo de casa y me encuentro a Adrián montado en el coche esperándome según como acordamos.

—¿Esta todo listo? —pregunto.

—Si, todo el mundo esta avisado. ¿Por donde quieres empezar?

—Me da igual, esto lo hacemos solo hoy. No voy a tirarme más días con esto.

—Entendido, iremos primero a por Roxy, que tiene ganas de matarte.

—Me lo imagino, madrugar no es lo suyo.

El resto del camino, nos mantenemos callados. Pero que nadie haya dicho nada, no significa que mi mente este parada. Un hilo de pensamientos no para de entrar por mi mente, impidiendo que tenga un minuto para poder relajarme.

Cuando llegamos, me bajo del coche dirigiéndome a la puerta de entrada. Según me ven todo el mundo se queda parado.

Nos encontramos en uno de nuestros edificios, desde donde llevamos todo el negocio. Realmente aquí es donde tengo mi despacho, es enorme y me encanta, muchísimo mejor que la mierda que me asigno Iván.

InfiltradaWhere stories live. Discover now