Capítulo 26

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Alessandra

Llamo a la puerta y me abre Iván, que no se corta ni un pelo en mirarme.

—Te esperaba la primera— pongo los ojos en blanco. — No hagas eso.

—Hacer el que.

—Sabes perfectamente a lo que me refiero.

Le ignoro y paso a su casa, pero antes de darle completamente la espalda me agarra del brazo.

—Atente a las consecuencias de tus acciones— se acerca a mi oído y me susurra— las paredes son insonorizadas.

Trago saliva, le miro, me suelto de su agarre y me dirijo dentro. Me lo puedo imaginar mirándome el culo con una sonrisa que no puede evitar. Este finde puede acabar muy mal.

Cuando llego al salón, veo a Alonzo con el móvil en el sofá. Y me siento a su lado.

—Que tal— me dice sonriéndome.

—Con ganas de irme ya.

—Te digo un secreto— afirmo moviendo mi cabeza— espero que tengas buen aguante con el alcohol.

—Según llegue es lo primero que pienso tomar. — se ríe al escuchar mi respuesta.

—Ya te ha calentado— me pregunta extendiendo su brazo por detrás de mí.

—¿Quién ha calentado a quien? — pregunta Iván sentándose en frente de nosotros.

—Aquí nuestra amiga que resulta ser alcohólica. — le responde Alonzo.

Iván se ríe con su respuesta mirándome, según suena el timbre se levanta.

—Vámonos— dice Alonzo dirigiéndose con él a la puerta.

Les sigo cogiendo mis cosas y encontrándome a Akila y Matías en la puerta.

—¿Cómo nos dividimos? — pregunta Matías según llego a la entrada.

Todo el mundo se queda callado.

—Podéis ir vosotros dos y Alonzo, y Sofía y yo en uno de mis coches. — responde Iván.

—Ni se te ocurra dejarme con los tortolitos. Que seguro que se ponen a tocarse. —dice Alonzo señalando a Iván.

—¡Alonzo! —grita Akila— deja de ser un mal pensado.

Todos reímos.

—Te toca aguantarnos, a la vuelta te toca a ti. ¿Sofía te parece bien? — dice Matías mirándome fijamente.

Iván le ignora y nos empuja a todos fuera de su casa. Matías suelta su agarre con Akila para acercarse a mí.

—Puedo con él, no te preocupes.

—Si se pone gilipollas lo dices y que le aguante Alonzo. — dice riéndose.

—Os estoy escuchando eh. — responde Alonzo antes de montarse del ascensor.

Cuando llegamos a la planta baja, nos despedimos de ellos y nos dirigimos Iván y yo al garaje.

Cuando estamos montados y aparcados en doble fila, esperamos a que el resto lleguen para que vayan detrás de nosotros.

Nos pasamos los primeros 30 minutos del viaje callados, se que de vez en cuando su mirada se desvía de la carretera para observarme por unos segundos. He estado reflexionando durante estos minutos, tenemos que hablar y creo que este el momento donde los dos podemos discutir sin interrupciones y sin que uno de los dos huya.

InfiltradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora