Capítulo 38

1.6K 120 2
                                    

Iván

Demasiadas cosas están pasando, joder, esto se suponía que iba a ser algo complicado. Pero no esta mierda.

Ayer no dormí, estuve toda la noche revisando la fábrica y el laboratorio. Cuando no encontré nada, me vine hasta aquí a revisar toda la información.

La culpa me corroe, esto no hubiese pasado sino hubiera hecho el tonto. He estado muy relajado estos últimos días y pasa esto.

No me debí dejar llevar por todas las tonterías que dijeron sobre relajarme. Mira hacia donde me ha llevado.

Físicamente estoy seguro de que tengo un aspecto horrible, pero mentalmente no puedo parar. Si los problemas de ayer no fueron suficientes, a esto añádele, la mierda de esta mañana.

Cuando empecé a escuchar las voces, pensé que estarían discutiendo por tonterías. Pero cuando realmente me percaté de la situación, no era capaz de quedarme sentado con los brazos cruzados.

Llegué tarde, para cuando la mano de Lila se encontraba con la cara de Sofía. Sabía muy bien que si no la paraba la acabaría dando una buena paliza, y es una cosa que me gustaría ver.

La situación fue mi caótica, después de que se marchase con Azriel a su despacho, tuve que ocuparme de la otra que me provoco un dolor de cabeza.

Y no puedo creerme que esta tontería me impida estar concentrado en mi verdadero problema. Tengo demasiados frentes abiertos, que tengo que cerrarlos porque sino la situación se puede ir de madre.

—A mi no me vengas con tonterías— abro los ojos que tenía cerrados y la miro—No quiero oírte decir una palabra. Me vas a escuchar.

No digo nada, se que si la contesto empeoraré la situación. Y me gustaría evitar dramas, porque es una cosa que siempre he odiado.

—Es mi problema— dice señalándose a ella misma— Tu no vas a solucionar una mierda por mi ¿Lo entiendes? Quiero tener a esa Barbie llamando a la puerta de mi despacho— no puedo evitar sonreír ante ese seudónimo. — De que te ríes.

—No he dicho nada, continua por favor.

—Conmigo no te pases. A ti como cojones se te ocurre dejarle con esa asquerosa.

—Relájate Sofía. A mi no me culpes de todos tus males.

—¿De quién fue la culpa de que pasase eso? Fue tuya— dice señalándome— Tu la dijiste de cuidarle, por lo tanto fue tu responsabilidad. En serio, quieres que me crea toda esa mentira que sueltas por la boca. Si te apetece jugar, juguemos— dice abriendo sus brazos— pero no metas a un niño en tus juegos de manipulación.

No puedo evitar reírme, me levanto de la silla y apoyo mis manos en el escritorio.

—Pensé que eras mejor que esto. ¿Mis juegos de manipulación? Me vas a decir tu a mí, que todo esto es mi culpa. Que coño sabía que lo iba a dejar allí.

—¡Qué cojones pensaste que haría con él!

—No te lo voy a decir una vez más Sofía. A mi no me eches la culpada de esto. Ya te lo dije antes, yo me encargaré de ella.

—Y una mierda. Yo no necesito tu ayuda para lidiar con problemas. Se hacerlo yo solita.

—No me vengas con tus tonterías ahora...

—¿Mis tonterías? A mi nadie me levanta la mano, ¡Nadie! No tengo porque soportar a una maleducada que no sabe comportarse y que esta ahí solo porque se abre de piernas. Así que dite a ti mismo todo lo que tu quieras, pero la culpa es tuya.

InfiltradaWhere stories live. Discover now