Capítulo 43

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Alessandra

Son las 10:00 de la noche, me encuentro por los pasillos de la base para ir a la sala de reuniones, Iván nos ha llamado a todos para revisar que todo esta listo. Según terminemos, seguramente nos tendremos que ir a cambiar para marcharnos.

Mentiría si digo que estoy tranquila, no he dejado de tener los nervios a flor de piel, a pesar de que hace horas, recibí el mensaje de Adrián confirmándome de que todo estaba limpio y despejado.

La situación en la que me encuentro no es fácil, sino delicada, un simple error puede conllevar grandes consecuencias, como sería en este caso que nos pillen e iríamos a la cárcel.

Pero esa realidad nunca se va a cumplir, mientras que yo viva. No dejaré que ningún ser querido mío acabe bajo rejas o incluso torturado por la armada.

Una vez que llego abro la puerta, y veo a todo el mundo concentrado compartiendo toda la información que tienen y sus planes.

Me posiciono en mi sitio de siempre, y saco todos mis papeles.

Minutos más tarde aparece Iván, nadie dice nada, todo el mundo se sienta. Y comenzamos a explicar todo.

—Todo esta perfecto— dice una vez que hemos revisado todo. — A cambiarse y quiero todo preparado en el patio.

Afirmamos y nos piramos. Akila me coge del brazo y nos vamos a cambiar a los vestuarios juntas, donde se supone que estaría todo nuestro material necesario.

Una vez que estamos listas salimos al patio, y vemos todo el despliegue de material y soldados que hay.

Alonzo, Matías e Iván se encuentran revisando que todo se encuentra listo para la misión.

—A buenas horas os estábamos esperando— dice Alonzo según llegamos hasta ellos.

—Las tonterías para luego, en marcha— y sale disparado hacía su furgón.

—Que esto salga por favor, porque sino nadie le va a aguantar— dice Alonzo antes de irse.


Las furgonetas paran a un kilometro de nuestro destino. Todos nos bajamos en un completo silencio.

Nos reunimos con nuestros equipos, cada teniente va con sus soldados, así que no tengo que actuar delante de ninguno de ellos.

Me dirijo a una de las calles que se me ha sido asignado, Iván, Matías y yo entraremos y Akila y Alonzo se quedarán fuera vigilando.

Cuando nos hemos asegurado de que no hay nada sospechoso por los alrededores, me dispongo a ir al punto de encuentro.

—Llegas tarde— dice Iván nada más me posiciono detrás suya.

Opto por callarme la boca, no quiero empeorar la situación más.

Levanta el brazo derecho, para que nos empecemos a mover.

Y así lo hacemos, caminamos observando todo hasta que llegamos al callejón. Una vez ahí, los tres salimos de nuestra posición para ponernos delante de la puerta de acceso.

Ellos esperan a que haya alguien para abrirles y yo tengo que aguantarme la risa.

Iván va a llamar a la puerta para que un supuesto guarda de seguridad le abra, según llama todos nos escondemos en la oscuridad para ocultarnos.

Pasan los segundos, pero nadie va a abrirle. Parte de mí me da pena, por lo tonto que es. Tiene un impulso y es hacerlo todo ya, deprisa y corriendo. Y las cosas no se pueden hacer así, hay que pensarlas y reflexionarlas antes de actuar.

InfiltradaWhere stories live. Discover now